Orden – Alto Gremio (Grandes Financieros)

El oro compra progreso. Procura arte. Adquiere medicina, construye puentes y recompensa a los científicos. El oro y el comercio son los pilares de cualquier sociedad que se aprecie, y allá donde haya oro debe haber gente que ayude a reunirlo y a distribuirlo.

El Renacimiento italiano sería imposible sin el comercio. El grito constante demandando lujos y necesidades creó este tráfico de bienes, culturas e ideas. Si los mercaderes y los banqueros aún se rigieran según las antiguas prohibiciones contra el prestamismo y dejaran el comercio en manos de los reyes y de la Iglesia, Europa aún estaría revolcándose en el barro. Las glorias desenterradas de Roma y Grecia revelan todas las bondades de este intercambio. Mostrando esos tesoros, la Convención del Oro se niega a volver a las antiguas costumbres… ¡aunque sus miembros deban combatir a brujos y clérigos por doquier!

El Gremio, un hijastro de las reformas de los Masones Artesanos, es en realidad una red de logias repartidas por Italia, Arabia y el Sacro Imperio Romano. En otras naciones también hay algunas casas dispersas, pero la Convención concentra su atención en estos vigorosos Estados. Durante la reunión en la Torre Blanca varios comerciantes señalaron que el cimiento del progreso era un comercio extendido. A pesar de las objeciones de las facciones más conservadoras (especialmente los Gabrielitas), se creó una nueva Convención para facilitar las transacciones internacionales. El intercambio de bienes con Bizancio, Arabia y el Lejano Oriente proporcionaba fondos, y la reapertura de la Ruta de la Seda entre Europa y Catay añadió incentivos. Ahora el Alto Gremio fija los precios, protege las rutas comerciales, media en las disputas y presta dinero para nuevas empresas.

Por supuesto, hay oposición: la Iglesia considera el prestamismo un pecado, especialmente cuando se involucran los infieles. Los nobles tampoco están preparados para compartir el poder con los plebeyos… ni siquiera con los ricos. Grandes penitencias (sobornos), unas cuantas escaramuzas y un conjuro ocasional limpiaron el camino, lo que enseñó a los Grandes Financieros una valiosa lección: la riqueza es una forma de magia. Como un dios, extrae el poder de sus adoradores. Cuantas más personas quieren cosas, más poder dan a aquellos que se las proporcionan. A partir de las magias de los Artesanos, los Gremiales Iluminados crearon su propia versión sutil, llamada Ars Cupiditae (“el Arte del Deseo”).

Ahora es cada Casa Gremial la que lleva sus asuntos. Entre ellas hay mercenarios Iluminados (el Gremio del Hacha Resplandeciente), mecenas de las artes, las ciencias y la medicina (el Gremio de los Mecenas o los “Hombres Negros”, debido a sus opulentas ropas oscuras), prestamistas (el Gremio del Grifo Real), mercaderes ambulantes (el Gremio del Albatros que también financia expediciones), encargados de coordinar a las Convenciones (el Gremio del Sol, que supervisa los proyectos Dedaléanos) y gallardos encantadores (el Gremio de la Rosa), hábiles en la conspiración y en la esgrima. Esta red sirve a reyes, comerciantes y sacerdotes desde Mali hasta Noruega, desde Beijing hasta Londres. Por supuesto, sus asuntos son bastante diversos. Las pequeñas guerras entre logias son normales en el comercio, y la unidad es menos deseable que la competición. Mientras todo esté controlado, la competencia es buena para los negocios… y para los Gremiales. Después de todo, una espada que no se utiliza se oxida en su vaina.

Los Grandes Financieros son figuras imponentes. La mayoría son atractivos, casi todos ricos y parecen siempre extrañamente carismáticos, producto de su experiencia social y de la Resonancia mística. Mientras los demás Dedalianos los miran con suspicacia, los mortales los contemplan con admiración. Los Gremiales se limitan a darle al César lo que es del César. ¿Qué hay de malo en que se queden con un poco para ellos? Sin oro, el mundo estaría perdido.

Filosofía: “el comercio es algo más que un intercambio de bienes, es una comunión entre hermanos. Gracias a él ambos lados se enriquecen. Sí, los hermanos luchan de vez en cuando, pero eso era de esperar.
En el nivel más profundo, la riqueza es una manifestación del alma. El comercio proporciona a los hermanos influencia sobre los demás, igual que el Nombre Verdadero confiere poder. Un buen comerciante es como un pastor que atiende a su rebaño, esquilando a las ovejas y convirtiendo su lana en telas. Es parte del plan de Dios: algunos son pastores, otros tejedores y la mayoría ovejas.”

Estilo y herramientas: ¡Deja que los torpes magos canten sus conjuros e invoquen los rayos! El Ars Cupiditae es mucho más sutil. Todos los Gremiales comprenden los secretos de la influencia y la percepción y los emplean por medio de gracias sociales, favores y oraciones. Códigos secretos y Viasílicos llevan mensajes a través de grandes distancias, mientras las ilusiones y los trucos mentales ayudan en las transacciones complicadas.

Como los Masones Artesanos de los que surgen, los Financieros también persiguen comercios más “místicos”. Aunque algunos practican la alquimia, la mayoría conoce encantamientos pequeños pero potentes. Un objeto adecuadamente preparado puede llevar un conjuro y liberarlo en el momento necesario.

Los venenos y las armas mágicas se encargan de las negociaciones más difíciles. Casi todos los Financieros (incluso las mujeres) conocen también la técnica de la esgrima, y portan esbeltas espadas de filo y resistencia inusuales.

Organización: cada Gremio mantiene sus propias logias (llamadas Casas) en los principales mercados, puertos y rutas comerciales. Dentro de una Casa, la palabra del Maestro (Magistrado) es ley. Se respetan los títulos normales, pero se conceden más por la astucia y la habilidad que por la capacidad mágica o el estudio. Cuatro veces al año los Maestros de las Casas se reúnen en las principales ciudades, enviando por medio de mensajeros a otras naciones las resoluciones adoptadas.

Los miembros suelen ser europeos (a menudo italianos, judíos u holandeses), aunque algunos proceden de África y de Oriente Medio. Varias mujeres carismáticas se han unido a los escalones superiores de la Convención y conservan sus puestos utilizando la astucia, la seducción, la inteligencia y la amenaza. En esta época los comerciantes suelen ser más ricos que la nobleza, y los más prósperos se convierten en nobles en todo salvo en su cuna, llegando a casarse con familias reales. Hasta los más jóvenes miembros de los Gremios son ricos, y están encantados de demostrarlo.

Máximi: Wolfgang von Reismann (se rumorea que tiene más de 400 años gracias a la inmortalidad alquímica) y Margarita Impernsi (una Medici de nacimiento).

Iniciación: algunos Gremiales nacen ricos. Los pobres deben encontrar a un patrocinador e impresionarle con su imaginación e inteligencia. Dependiendo de la Casa, el aprendizaje puede ser laborioso y lento, o rápido y peligroso. Se espera del iniciado que asuma riesgos (financieros, sociales y mágicos) y que prevalezca gracias a su astucia. Si sobrevive recibe una nueva posición dentro del Gremio. Si no, se retirará en desgracia, se convertirá en un Hermano o perecerá.

Daemon: aunque algunos Gremiales están endeudados con Mammón, el demonio del dinero, casi todos ven a sus guías como ángeles o fantasmas dispuestos a ayudar.

Afinidades: Mente y Agua.

Seguidores: contables, príncipes mercantes, mercenarios, comerciantes, eruditos, deudores.

Concepto: embajador, libertino, seductor, “noble” mercader, espía, asesino, mecenas, diplomático, guardia.

 

¡Es mejor ser gato en un granero lleno de ratones! Que rey en un campo vacio.

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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