Caitiff

No deseados y abandonados, los Caitiff han aumentado su número en las últimas décadas. Son el resultado de errores, arrepentimientos, Frenesíes y malas elecciones. Muchos tienen la suerte de a duras penas poder recordar a su Sire y su Abrazo, mientras que muchos otros deambulan sin tener idea alguna de qué les ha sucedido.

Los que encuentran un modo de sobrevivir son la excepción y no la regla, y parte de esta Basura llega a convertirse en Vástagos notables por derecho propio. Lo único que los Caitiff tienen en común es aquello de lo que carecen: las marcas que identifican a un vampiro como miembro de un Clan concreto. Los eruditos de la Estirpe especulan que hay cierto tipo de conexión entre Sire y Chiquillo que se da después del Abrazo, una “impronta” que le da a los Brujah su furia, a los Nosferatu su desfiguración o a los Lasombra su propensión a manipular sombras. Sea por la razón que sea, los Caitiff carecen de estas cosas. Pueden enojarse, ser feos o preferir la oscuridad pero, como mucho, son un pálido reflejo del Clan de su Sire. Si bien esta tabula rasa les impide encontrar solaz dentro de las jerarquías de los Clanes de la Estirpe, también implica que no tienen barreras que superar: aprender las intrincadas sutilezas de la Dominación de una mente mortal para un Caitiff es igual de sencillo que la fuerza preternatural o la manipulación de la locura.

Apodo: Basura.

Secta: La Camarilla considera a los Caitiff como poco más que carne de cañón: ciudadanos de segunda que pueden lanzar contra sus enemigos llegado el momento. Algunos Caitiff se aferran a cualquier tipo de protección y aceptación, mientras que otros se rebelan contra el hecho de ser tratados como si fueran desechables y buscan alternativas en el Movimiento Anarquista o incluso en el Sabbat. Otros incluso consideran la política poco importante, ganándose su no-vida en las lindes de la Torre de Marfil o convirtiéndose incluso en Autarcas. Pero parece que cada noche que pasa se crean más y más vampiros sin Clan, y algunos incluso se han unido en un “Clan” dentro del Sabbat. En algún momento, obligarán a la Estirpe a escucharlos.

Apariencia: Como corresponde a sus escabrosos orígenes, a menudo una imagen descuidada acompaña a los Caitiff, quienes deben dedicar gran parte de su atención a sobrevivir en una Estirpe que preferiría deshacerse de ellos. Muchos son en apariencia similares a los Brujah, los Gangrel y otros “Clanes callejeros”, aunque esto se debe más a una característica etnográfica que a una actitud de Clan. Para los Caitiff capaces de apartar la atención de su carencia de Clan, su apariencia bien puede reflejar el éxito o el fracaso en sus esfuerzos para labrarse un lugar en el mundo de los Condenados.

Refugio: Como su Apariencia, los refugios de los Caitiff son diversos: muchos deben arreglárselas con lo que encuentran o con cualquier refugio que un Vástago al que hayan engatusado los deje ocupar. Pocos Caitiff son capaces de mantener nada más allá de un pequeño dominio, y muchos Caitiff son vagabundos o, simplemente, se las apañan sin un refugio.

Trasfondo: Los Caitiff pueden provenir de cualquier trasfondo, muchos de los cuales son un reflejo tanto de sus Sires ausentes como de ellos mismos. De hecho, cuando se encuentran entre la sociedad más formal de las Sectas, alguna Basura se esfuerza por ocultar los detalles de su trasfondo.

Creación de personaje: Cualquiera de las tres categorías de Atributos es adecuada para un Caitiff como primaria, de acuerdo con su trasfondo o con lo que su Sire vio en ellos. Los Talentos a menudo son Habilidades primarias, como reflejo de lo que el Caitiff debe hacer para protegerse a sí mismo. Pocos Caitiff tienen muchos Trasfondos y prefieren el valor más práctico de apuntalar su Fuerza de Voluntad o escoger conocimientos rudimentarios de los niveles elementales de varias Disciplinas.

Disciplinas de Clan: Los Caitiff son capaces de escoger cualquier Disciplina en la creación del personaje, siempre con la aprobación del Narrador. Sin embargo, el coste para incrementar todas las Disciplinas con puntos de Experiencia es de seis veces el valor actual, en vez de los habituales cinco para las Disciplinas de Clan y siete para las Disciplinas fuera de Clan.

Debilidad: Debido a su estigma social, los Caitiff son incapaces de comprar el Trasfondo Estatus en la creación del personaje. Además de ser un “Clan”, Caitiff es también un título negativo. Hasta el momento en que el Caitiff se haya establecido en un dominio o grupo social, tiene un +2 a la dificultad en todas las tiradas Sociales con vampiros que no sean Caitiff. Cuando un Caitiff concede el Abrazo, sus Chiquillos son también Caitiff.

Organización: Ninguna en absoluto. En algunos dominios, los Caitiff que pasan inadvertidos pueden establecerse como señores de las proles de su propio Abrazo ilícito. No es ninguna sorpresa que estos granujas desatados sigan dando un mal nombre a los de su ralea.

Estereotipos
  • Assamitas: Normalmente nos dejan en paz. Algo sobre la “Sangre sucia”. No me quejo.
  • Brujah: Un enemigo común no nos hace amigos.
  • Gangrel: Si puedes convencerlos de que no te destripen nada más verte, pueden ser bastante tolerantes.
  • Giovanni: Nunca he oído hablar de ellos.
  • Lasombra: Éste es el nuevo jodido capullo, igual que el anterior jodido capullo.
  • Malkavian: O bien están enfermos o bien ven todos los secretos. El problema es que no
    puedes diferenciar los unos de los otros.
  • Nosferatu: La miseria ama la compañía. Especialmente si puede chantajearla.
  • Ravnos: Parece que quieren que confiemos en ellos y esto me pone los pelos de punta.
  • Seguidores de Set: El equivalente para la Estirpe de conducir una camioneta blanca con «¡Caramelos gratis!» escrito en el lateral.
  • Toreador: Normalmente son los primeros en reprendernos por el hecho de que no nos
    preguntaran si queríamos ser vampiros. Ni que fueran ellos un gran grupo de chupópteros.
  • Tremere: Tengo que volver a mi refugio para, esto… apagar el horno o algo.
  • Tzimisce: «Los murciélagos han dejado el campanario. Las víctimas han sido desangradas. No-muerto, no-muerto, no-muerto». [N.d.T.: Letra de “Bela Lugosi’s Dead” de Bauhaus].
  • Ventrue: ¡Ocupemos el Elíseo! ¡Somos el 99%!
  • Camarilla: Que te jodan, milord.
  • Sabbat: Que te jodan, Drácula.
  • Anarquistas: Bueno, ¿por qué no?

Seducidos y abandonados por sus sires, los Caitiff están por todas partes en los márgenes de la sociedad de la Camarilla. Sin clan y no deseados, los Caitiff son los resultados de los asuntos de una noche, enamoramientos, Abrazos en frenesí y errores absolutos. La mayoría conserva recuerdos vagos, en el mejor de los casos, de su sire y del Abrazo; algunos no se acuerdan de nada. Andando a tumbos en la neblina de una nueva existencia, finalmente todos descubrieron las claves para la supervivencia –habitualmente en la forma de otro Caitiff que cuida de ellos– o murieron intentándolo.

La única marca distintiva de un Caitiff es la falta de marcas distintivas. Algunos Vástagos teóricos postulan que con el tiempo tiene lugar una especie de “impresión de carácter” entre el sire y su chiquillo, permitiendo al vampiro más joven adquirir las características físicas de su sire como le pide la sangre. Los Caitiff, no obstante, no desarrollan totalmente esas semejanzas los Caitiff descendientes de Nosferatu, por ejemplo, pueden ser feos pero rara vez tienen la apariencia monstruosa de sus ancestros vampíricos. De la misma manera, otros Caitiff abrazados por los Malkavian pueden ser un poco raros pero no necesariamente presas de trastornos totalmente desarrollados, los Abrazados por los Ventrue pueden tener preferencias en su alimentación, pero no excluyen a ninguna presa, etc. Un observador informado puede adivinar por lo general con una exactitud razonable cuál pudiera ser el linaje de un Caitiff, pero no suele merecer la pena intentarlo siquiera.

Los Caitiff ocupan los puestos en la sociedad de la Camarilla que nadie quiere. Aunque la Camarilla puede acoger a veces a los sin clan gracias a su difuminado sentido del paternalismo, los clanes cuidan primero de los suyos y dejan las sobras a los Caitiff. Algunos Caitiff desprecian la participación activa en la política de la ciudad como ciudadanos de segunda clase, mientras que otros aprovechan cualquier oportunidad para abrirse paso entre la clase dirigente. Mientras tanto, la mayoría de los sin clan evitan su participación en estos asuntos por razones de supervivencia, prefiriendo disfrutar de los supuestos beneficios de la pertenencia a la Camarilla sin verse arrastrado hacia las cuestiones políticas.

Apodo: Basura.

Apariencia: Los Caitiff a menudo parecen versiones mal vestidas de sus primos aceptados, imitando el estilo Toreador o Brujah con su presupuesto limitado. Pocos demuestran características auténticamente destacadas que indiquen su clan de procedencia (los desdeñosos Ventrue han dicho que los Caitiff tienen una apariencia “genérica”), y los Caitiff han tomado esta ofensa como una irónica insignia de honor. Si se mira de cerca cualquier banda de aspirantes a vampiros mortales suele encontrarse a uno o dos Caitiff, vestidos con su mejor disfraz y pasándoselo lo mejor posible.

Refugio: Los Caitiff se refugian cuando y donde pueden. Sus favoritos son los apartamentos en sótanos y los pisos abandonados, ya que nadie quiere estos lugares y no es probable que se expulse a los Caitiff en cuanto se han establecido.

Trasfondo: Los Caitiff son ante todo un invento del último siglo, especialmente de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Los Vástagos alarmistas señalan que la explosión en la cantidad de sin clan es un presagio de la Gehena, pero los vampiros más sensatos ven el problema como sintomático de una ruptura en las normas sociales tradicionales.

Los Caitiff a menudo se juntan, formando cuadrillas por desesperación y para defenderse. Los grupos de sin clan suelen tener una esperanza de vida corta; se hacen añicos, se fragmentan y se reforman con gran regularidad. Los Caitiff proceden de todas las extracciones. La mayoría recibe el Abrazo como un accidente del destino, y no por una situación planeada, con lo que no se puede decir que exista el candidato “típico” para Caitiff. Todo lo que comparten los Caitiff es el don de haber estado en el lugar equivocado en el momento incorrecto.

Creación del personaje: Los Caitiff tienen que sobrevivir en las calles con poca ayuda o sin ella, y con unas condiciones negativas que la mayoría de los neonatos no pueden afrontar por sí solos. Aunque los Caitiff tienen una amplia distribución de capacidades mentales, sociales y físicas, los que sobreviven más tiempo cuentan con los Atributos Mentales o Físicos como su Atributo Primario. Callejeo, Subterfugio y Supervivencia son habilidades comunes entre los Caitiff, pero la experiencia y la educación de un Caitiff pueden hacer que tenga cualquiera.

Disciplinas: Cualquiera (por defecto, Fortaleza, Potencia y Presencia)

Debilidades: Los Caitiff pueden adquirir cualquier Disciplina durante la creación de personajes, pero después tienen que pagar seis veces su valor para cualquier de los poderes comprados con puntos de experiencia. A un nivel más básico, los Caitiff sufren un estigma social por no formar parte de un clan aceptado. Como consecuencia de esto, los Vástagos mejor situados se sienten con el derecho de desairar o denigrar a los Caitiff. Hasta que un Caitiff se asienta en un círculo social o una ciudad, tiene un +2 a la dificultad en todas las tiradas Sociales con los vampiros que no son Caitiff.

Organización: De vez en cuando, alguien trata de organizar a los Caitiff en una estructura similar a un clan. El intento fracasa inevitablemente, en parte por la fragmentación innata de la sociedad Caitiff y en parte porque los clanes establecidos les interesa mantenerles desorganizados. En el ámbito cotidiano, la organización Caitiff funciona, en el mejor de los casos, a nivel local, y con frecuencia a ningún nivel.
Cita: “No pedí que me hicieran esto. No pedí ser un vampiro. Pero alguno de vuestros eminentes hijos de perra me mordió, y ahora soy uno de vosotros; que me condenen si creéis que voy a ser un peón durante el resto de la eternidad”.

ESTEREOTIPOS

Camarilla: Bueno, los Sabbat nos quieren muertos, y puedo soportar las gilipolleces de los Camarilleros. Prefiero que se rían de mí a que me disparen, ¿no? Pero las cosas están cambiando. No importa si quieren mantener el poder lejos de nosotros. En estos días, hay suficiente como para que nos quedemos con parte.

Sabbat: Ya, claro, te ofrecen el mundo –después te tiran alsuelo, te sacuden en la nuca con una pala y entierran tu culo. Y eso si se molestan en pararse y charlar en vez de tumbarte de primeras dadas. No me gustan, no confío en ellos y les dispararía en cuanto les viera.

LA VISTA DESDE FUERA

La Camarilla
Bueno, es mejor que sirvan como amortiguadores y primera línea de defen-sa que se cambien de bando y se unan al Sabbat. Permitiendo el ingreso de los sin clan, protegemos la Mascarada, nos defendemos y mantenemos tranquilas las calles. Esos beneficios compensan el precio de tener que ver de vez en cuando a un Caitiff en el Elíseo.
–Danielle Foeter, primogénito Brujah, San Luis

El Sabbat
Hey, colega, el Sabbat es estupendo. No tienes que aguantar las tonterías que escuchas en la Camarilla –aquí estamos organizados. Nos llaman chulos, no Caitiff, y ¡podemos expresarnos! Es mucho mejor que soportar la mala leche de los Toreador y esperar sus sobras. Ven a una reunión, colega– Te lo juro, si no te gusta puedes largarte sin sufrir daño alguno.
–Kai Simmons, reciente iniciado del Sabbat

Los Independientes
Los sin clan son una distracción. El truco consiste en asegurar que distraigan a nuestros contrincantes, en vez de a nosotros. Un justicar que está ocupado persiguiendo a un clan especialmente perjudicial de Caitiff no se entretiene hurgando en nuestros asuntos. Es así de sencillo.
–Rafael Giovanni

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

Un comentario:

  1. Me gustaria allar o conocer mas los caitiff ya q no creo en ellos. Pero me da verguenza ajena el maltrato y discriminacion q ellos sufren

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