Lucrecia Borgia – ¿Víctima o verdugo?

Lucrecia era hija de Rodrigo de Borja y su amante, Vanozza Catanei. Nació en Roma en 1480 y provenía de orígenes españoles, pero al trasladarse sus antepasados a Italia el apellido se italianizó.

Rodrigo de Borja tenía una gran fortuna y era sobrino de Calixto III. Al morir éste consiguió por unanimidad (aunque se diría que compró el cargo) el pontificado en 1492 y se convirtió en el Papa Alejandro VI.

Casó a su hija con sólo 13 años con Juan Sforza, y cuatro años más tarde, por impotencia por parte del esposo, disolvió el matrimonio y entregó a su hija al príncipe Alfonso de Bisceglie celebrando la boda en 1498. Al año siguiente Lucrecia tuvo descendencia, Rodrigo.

Su padre la casó y descasó a conveniencia en un Vaticano corrupto del cual se decía que ni siquiera su propio regente, el Papa, creía en Dios, y Lucrecia terminó casándose en terceras nupcias con Alfonso de Este, duque de Ferrara.

Sea como fuere, Lucrecia, en su juventud, casada o viuda, tuvo varios romances ilícitos o mal vistos que, por ser hija de quien era, la convirtieron en el punto de mira de los enemigos de Alejandro VI.

Lucrecia llegó a asumir la autoridad en asuntos eclesiásticos y se dijo que uno de sus hijos fue concebido de forma incestuosa con su propio padre.

Un año después de su boda con su tercer marido, cuando contaba con 22 años, falleció su padre, y otras familias igual de corruptas lucharon por quitarles el poder a Lucrecia y César en su propio favor.

Julio II obligó a abdicar a César y tras su huida fue perseguido por Gonzalo Fernández de Córdoba quien lo encerró en una prisión española. Logró escapar, pero en Navarra tuvo una pelea cuyas heridas terminaron con su último aliento.

A la muerte de Alfonso de Este en 1505, Lucrecia se convirtió en duquesa de Ferrara, y unos años más tarde, con sólo 32 años, cambió sus hábitos y costumbres, se volvió solitaria y retraída, se apartó de la gente y vivió así hasta 1519. En esa fecha Lucrecia estaba embarazada, y un complicado parto de una sietemesina la tuvo nueve días con fiebre para fallecer finalmente rodeada de la familia que le quedaba.

Se dice que fue obligada a casarse con su primer marido, que aunque el segundo matrimonio se le impuso, fue feliz con su esposo, y que soportó como una dama las infidelidades de su tercer marido.

Lucrecia Borgia venía de una familia corrupta como lo eran en aquella época todas las familias con poder, (asesinando a quienes molestaban) y tuvo una vida licenciosa, algo que hoy día se llamaría feminismo y libertad, no obstante, como he dicho antes, a Lucrecia se le mortificaba no por sus actos, sino por ser hija de quien era. En cualquier caso a Lucrecia se le acusó de varios asesinatos y de su condición libertina… pecadora. Pues la Iglesia y los enemigos estaban detrás de todo esto. El “pecado”… existía. Yo no creo en él.

Convirtiendo a Lucrecia en una leyenda negra que perdudaría, Victor Hugo relataba en una de sus obras que Lucrecia Borgia era la envenadora de su hijo y otros cinco amigos suyos, y para acabar la escena, su hijo moribundo la apuñalaba y mataba. Pero Lucrecia falleció por las fiebres de un mal parto. ¿Será verdad que Victor Hugo sólo buscaba el éxito del público, aquello que quería oir la gente deseosa de morbo y leyendas negras.?
También Alejandro Dumas describe a Lucrecia como una asesina envenedadora, y no fueron los únicos.

Para rematar y dar un vuelco a esta historia, he leído que un personaje muy documentado terminó con el mito de la malvada Lucrecia Borgia dando un giro radical a esta historia en la que el verdugo se convierte en víctima. Según los documentos e investigación aportados por Giusepe Campori que publicó en 1866 “Una víctima de la historia: Lucrecia Borgia”, la joven jamás fue infiel a sus esposos y jamás utilizó el veneno que se decía. Para contribuir a la limpieza del nombre de esta joven noble prematuramente muerta, el historiador inglés William Thomas Walsh, la describió como una de las mujeres más virtuosas y dignas de alabanza.

Lucrecia era una mujer culta que asistía al teatro, leía, hablaba cuatro idiomas (italiano, latín, griego y español), era elegante y dedicaba muchas horas personalmente a la caridad. Pasó sus últimos años retirándose por largas temporadas al convento de San Bernardino, y finalmente falleció por complicaciones de su último parto. ¿Eso la hace malvada?

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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