Wiliam Wallace

William Wallace nació en enero del 1272 en la ciudad escocesa de Elerslie (cerca de Glasgow), muy poco antes de que llegase al trono de Inglaterra el que sería su gran enemigo, Eduardo I, de la casa Plantagenet. Vivió sus primeros años en un clima de tensiones y disputas que se sucedieron entre los numerosos nobles escoceses tras la muerte del rey Alexander III. Entre los 14 y 16 años vivió en Dunipace, con un clérigo tío suyo, con el que estudió a los clásicos en latín. Ya con esta edad medía 2 metros de altura, lo que le convertía casi en un gigante para el tamaño medio de entonces, también era muy fuerte y hablaba tres idiomas. La muerte de su padre, el destierro de su madre y el sistema de opresión que vivían los suyos por parte de los ingleses hizo que abandonase la incipiente carrera eclesiástica. Así,…

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Vikingos y Normandos

El ejército invasor del duque Guillermo de Normandía había trepado el 14 de octubre (1066) a la altura y acampaba cerca de la población de Hastings. Los señores llevaban casi sin excepción la larga cota imbricada, tallada por abajo, los yelmos puntiagudos con el nasal, sus cortas lanzas y las ruidosas espadas largas. Sus escudos tenían la forma de un triángulo alargado de cantos redondos, de modo que protegían los muslos de los jinetes. Los infantes seguían en un grupo abigarrado, armados en parte con hachas de guerra, picas, espadas y arcos de asta, cubiertos en parte con camisas de cota, en parte con corazas de cuero o guateadas. El rey de los anglosajones, Harald, había avanzado con sus peones a una loma a diez kilómetros al noroeste de Hastings. Allí había erigido rápidamente parapetos, y había dispuesto a sus guerreros en una colina. Esperaba el golpe del ejército invasor….

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Ciudades y asentamientos del Este VI

Transilvania Nocturno: Ciudades y asentamientos del Este VI (HUNGRÍA II) Otro trueno estremeció la tierra, y un tercero. Después llegó el silencio, tan súbito y profundo que era más aterrador que la tormenta. El viento cesó tan bruscamente como había llegado, y el humo volvió a elevarse en el aire. Sólo el camino del fuego crepitó poco a poco hacia el oeste, ardiendo de forma llamativa. – Kate Seredy, “El ciervo blanco” (cuentos del pueblo magiar y los viejos dioses)

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