Apócrifo Malkavian – Un alma que sangrar

Querida Chiquilla,

Sloth es tu guía y te llevará a la condenación a menos que lo mates. Tareas sencillas: Cambia el camino del mundo y trae la Luna a la Tierra, pero tú te niegas. ¿Por qué? Mátalo, mi Chiquilla. Los cascos, los oigo tronar y sus nombres te son conocidos. Mata a Sloth, el arzobispo titular, y tira una antorcha a su pira, el fuego prende y arde rápido. Ofréceles un paso rápido y marca la caída de la estrella, antes de que el cielo quede vacío. No confíes en carpinteros o masones, mi Chiquilla, brillantemente iluminados tras sus velos. Su mesa posee asientos para doce reyes, y el último asiento es el de Caín.

Los trece hijos de trece hijos llegarán a la adultez y el amanecer atrapará el anochecer. Las estrellas se tornarán rojas una vez, dos, tres, y el carretero reclamará su premio. Los cardos crecen, un terreno salvaje y uno bien cuidado, en suelo fértil hecho con cenizas. Mata al mensajero, mi Chiquilla. Y cuídate siempre de las ratas. Sabes lo mal que van contigo.

Siempre tuyo devotamente,

Santo Tomás de Aquino circum deo inter viis


Querido Sire,

Como siempre, vuestra sabiduría es tanto profunda como críptica, pero he procedido a Tarnovo, ya que creo que es lo que deseáis. El obispo está aquí, de hecho, alojado en la catedral patriarcal como invitado de honor del patriarca Joachim. Un conmovedor ejemplo de cómo se tienden puentes a través del cisma. Pretendo mantener ojos vigilantes y entrenados en la catedral. Los obispos deben terminar por salir y puedo atacarlos entonces.

¡Oh, pobre del mundo! ¡Aceché al obispo esta noche con letales intenciones cuando entró en un burdel! Un hombre de Dios abandonando su fe y su rebaño al abrazo de simples putas; de hecho, su misma alma. Tal piedad, tal virtud como una vez conoció la humanidad, sin duda está perdida.

Es ahora con arrepentimiento que tomo esta carta y me percato de que he pasado un mes en afligida ensoñación entre la redacción de cada párrafo. ¡Indigna criatura! Me postro humildemente, querido Sire, por haber sido cargado con tal inútil y patética excusa de Chiquilla. El obispo partió hace una semana y no sé adónde.

Asistiré a la confesión a la primera oportunidad, para fustigar la debilidad de mi alma.

Sinceramente suya,

Maria v. H.


 

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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