Érebo ocupa un nicho único en la espiritualidad de los Garou, es la encarnación de la ira de Gaia y el purgatorio de la Nación; un lugar tanto temido como reverenciado por el castigo y la purificación que pueden encontrarse aquí. Cuando un Garou siente vergüenza o culpa que no puede purgar de ninguna otra forma, puede verse atraído a Érebo para limpiarse. Incluso lo peor de la corrupción del Wyrm puede consumirse en los ríos de plata fundida que fluyen por el reino. El metal líquido quema el cuerpo mientras las atenciones personales de la Prole de Charyss en Forma Crinos trabajan por purificar el espíritu. Estos torturadores tienen siglos de experiencia en las artes del castigo y son ideales para esa tarea.
El proceso de purificación es insoportable para el cuerpo y el alma. Lleva al Garou al punto de la muerte, pero se niega a permitirle ese alivio. Aunque el sufrimiento es inmenso y debería resultar enloquecedor, Érebo es un lugar de curación. El dolor trae con él una sensación de claridad a través de la que el hombre lobo puede recordar y experimentar sus pecados incluso mientras arde cada uno de sus nervios.
Llegada
Un lobo tricéfalo negro y plata llamado Cerbero da la bienvenida a todos los que llegan a la frontera del Érebo. Cerbero decide quién puede entrar en el reino y con qué propósito. Interroga sobre éste; si Cerbero acepta su sinceridad, puede tomar el camino de plata tras el guardián. Si Cerbero duda de sus instrucciones, le ordena que se dé la vuelta y vuelva a la Umbra. Si escoge desafiar a Cerbero y de alguna forma le supera o evade, descubre que esta salida fácil está ahora cerrada y la única forma de salir del reino se encuentra en la isla en el corazón del mismo.
CERBERO, GUARDIÁN DE LA EXPIACIÓN
Fuerza de Voluntad: 8, Rabia: 7, Gnosis: 9, Esencia: 24.Encantamientos: Armadura, Estallido*, Rastrear.
* El Estallido de Cerbero escupe la misma plata fundida que fluye por el reino. Inflige daño agravado a los hombres lobo en cualquier Forma, y a otras criaturas vulnerables a la plata en Formas aplicables. Causa daño letal al resto de objetivos. El metal líquido causa agonía a los Garou pero no puede matar a su objetivo ni dejarlo inconsciente. A discreción del Narrador, podría dar al objetivo un momento de claridad para considerar sus acciones y suspender su ataque.
Cerbero tiene mucha experiencia con este efecto y lo reconoce al instante. Si esto ocurre, dará a la víctima una oportunidad para parar y disculparse. Pautas de interpretación: Cerbero puede estar relacionado con el perro de la mitología grecorromana, o puede haber tomado su nombre y apariencia de ese mito. Cerbero nunca ha confirmado ninguna de ambas cosas, pero encuentra interesantes los relatos de este período y disfruta discutiéndolos si surge la oportunidad.
Cerbero no tiene deseo alguno de combatir, pero se toma en serio su papel como portero. Es considerado en su tono y responderá las preguntas genuinas que pueda tener un penitente. No es un experto en los rituales de purificación y remitirá estas dudas a la Prole, si permite la entrada del suplicante al reino. Si se ve forzado a un conflicto, trata de terminar la lucha rápidamente y a ser posible sin que se pierdan vidas.
Cerbero no es infalible, pero es difícil de engañar. Alguien que trate de ocultar sus intenciones ha de superar una tirada de Manipulación + Subterfugio a dificultad 9. Si Cerbero detecta una mentira aún puede permitir que un viajero continúe, pero informará a la Prole que este intruso requiere penitencia. Independientemente de lo que el embaucador puede tener planeado, probablemente se verá lanzado a la fuerza a las aguas para ser castigado y absuelto por su pecado.
Un paisaje de expiación
Más allá del camino de plata, el visitante ve un reino oscuro, una vasta llanura de escarpadas rocas negras que se extiende casi hasta el horizonte. La panorámica sólo queda rota por las enormes piscinas de plata fundida que salpican el paisaje. Esta plata emite un frío y ultraterreno brillo que proporciona la mayor parte de la luz que hay en este reino. El camino de plata pronto se desparrama contra la afilada roca donde aguarda la Prole de Charyss: altísimos Crinos plata y negro, con voces suaves que transmiten tranquilidad. La fría luz de las piscinas exagera la calmada intimidación de la Prole al oscurecer los movimientos y postura de los Crinos plateados, y hace de los cuidadores negros casi sombras invisibles.
Los miembros de la Prole esperan junto a las turbulentas piscinas de plata fundida. Están dispuestos a discutir sombríamente las necesidades de los visitantes y a realizar recomendaciones de penitencia, pero no determinarán cuánto tiempo llevará la purificación. El castigo de cada hombre lobo es distinto; el reino y su conciencia determinan cuándo se siente completo, no la Prole.
La Prole marca a un Garou que solicite castigo usando una garra para hacer una señal en su carne. Entonces es invitado a entrar en una piscina de plata. La Prole respeta a los que entran voluntariamente en su tormento, pero asistirán a los penitentes reacios. Desde el primer roce de la plata la carne del Garou arde y cada uno de sus nervios se enciende de agonía. Se revuelve y puede Cambiar de Forma de manera instintiva en un intento para escalar fuera de la piscina, pero no hay escape a tal sufrimiento. Las aguas rápidamente tiran de él hacia abajo a uno de los negros túneles de pesadilla que serpentean por la roca.
Dentro de la roca hay una laberíntica masa de cuevas de resbaladizos muros que se retuercen a través de una capa de pizarra negra aparentemente infinita. A través de estas capas fluyen ríos de plata fundida que parece mercurio que terminan por escupir en una cascada mareantemente alta que cae en un inmenso lago en el nadir del reino. Dentro de éste, otros Garou se revuelven de agonía hasta que sus espíritus sean limpiados de corrupción y pecado. Las corrientes desplazan a los hombres lobo hacia la vasta isla en el centro del lago, donde más miembros de la Prole aguardan pacientemente a que quienes sufren emerjan exhaustos y puros.
Una fortaleza negra domina la isla central y se alza alta sobre la costa. Está tallada en la misma pizarra oscura que conforma el resto del reino. Braseros de llamas de plata arrojan una extraña luz fría en nada distinta a la propia luz lunar de Luna contra los muros de la fortaleza. En las profundidades de sus muros mora la Incarna Charyss, que supervisa todas las purificaciones que tienen lugar en su reino.
Los visitantes a veces acuden al Érebo para tratar con Charyss o los residentes menores de su reino. Estos emisarios, si Cerbero les permite entrada, pueden descender el acantilado por medio de las escaleras bastamente talladas en el acantilado. Miembros de la prole aguardan en la base de roca para llevar a estos invitados a través del lago. Estas balsas son más robustas de lo que parecen; el ascenso y caída del agua no las mece y las salpicaduras de líquido no mojan a sus ocupantes. Es difícil caer accidentalmente de la balsa, pero puede pasar, especialmente si quien va en ellas alberga culpa y pecado que sería mejor tratar en las aguas que sobre ellas.
Purificación
Charyss y sus sirvientes entienden que el sufrimiento físico es sólo parte del viaje a la curación. Contemplación, arrepentimiento y aceptación son lecciones clave que necesitan aprenderse. El ardiente tormento de la plata líquida es un elemento visible y desafiante de la purificación, pero es sólo parte del proceso de sanación. Aunque la mayoría de visitantes del Érebo lo desconoce, la Prole de Charyss hace más que vigilar las aguas. Otros sirvientes trabajan entre bambalinas, interactuando directamente con la psique del Garou torturado para ayudarle a sanar.
Ocultos en las profundidades de la fortaleza de Charyss se encuentran los salones de los Torturadores y los Castigadores. El sello tallado en el Garou crea un vínculo místico con los
espejos de plata que hay en sus paredes. Las leyes del Érebo dan acceso al cuerpo, la mente y el alma de un hombre lobo mientras esté sumergido en las aguas de plata y estos espejos son
portales. Estos psicopompos visten túnicas sobre sus Formas Crinos: rojo Sangre para los Torturadores y blancas para los Castigadores. Trabajan en parejas para atravesar los espejos a
las mentes de la víctima. Aquí trabajan para buscar las fuentes de culpa, forzar al Garou a enfrentarse a cada una y reconocer su fallo y luego purgarlo de su pecado.
Los imperdonables
Uno de los secretos mejor guardados del reino es que un Danzante de la Espiral Negra se revuelve en alguna parte del mar de plata. El metal líquido consume lentamente el control del Wyrm sobre él. Una manada escogida de la Prole vigila sus progresos y se asegura de que el ritual se administre con precisión. Informa de cualquier cambio en su estatus de inmediato. Los sirvientes más hábiles de Charyss trabajan incansablemente dentro de su mente para descubrir cada uno de sus crímenes contra Gaia.
Por el momento, el Danzante ha soportado interminables torturas durante más de una década y nadie sabe cuánto más puede llevar el proceso. Charyss ni siquiera está segura de que pueda ser salvado o de si el lago reclamará su primera muerte. Espera la purificación, pero en silencio cree que un Danzante menos no es un mal resultado. Las corrientes del lago lo están acercando ahora a la costa, pero no es la primera vez que ha sido empujado hacia ella para luego ser arrastrado de nuevo por las mareas. Quizás esta vez sea capaz de escalar la costa, nacido de nuevo a ojos de Gaia. Nadie sabe si emergerá o cuándo lo hará. ¿Podría ser el primero de una nueva Tribu de Aulladores Blancos o algo totalmente distinto?
Las Razas Cambiantes
Érebo es sólo para la purificación de los Garou, pero algunos se preguntan si los otros cambiaformas de Gaia tienen reinos menores ocultos en la Umbra Próxima donde sus pecados son consumidos. Pueden sorprenderse al saber que la respuesta es «no». La mayoría de las demás Razas no tienen la misma libertad de movimientos en la Umbra que la que disfrutan los Garou. Aparte de los Corax y los Nuwisha, la mayoría de Fera pasan poco tiempo en la Umbra y están mucho más centrados en el mundo físico. Además, las poblaciones Fera son demasiado pequeñas para perder el tiempo con remordimientos. Las Razas ven a los Garou como demasiado vanidosos y proclives a autocompadecerse. A ojos de los Fera, los Garou son los guerreros de Gaia y tienen una guerra que combatir. Los lobos pueden estar sufriendo pero se lo buscaron cuando masacraron a sus primos; ha pasado el tiempo de regodearse en un tormento autoimpuesto para sentirse mejor por sus pasados errores.
Las Razas tienen perspectivas distintas a los Garou. Los Corax y los Nuwisha no sienten que tengan nada que expiar y los Ratkin no viven con remordimientos. Los Bastet confían en que incluso sus errores tienen significado, los Mokolé meditan y reviven sus recuerdos de pecados para aprender de ellos y los Ajaba están demasiado concentrados en sobrevivir. Los Ananasi tienen propósito en lugar de pesar, los Gurahl son demasiado pocos para tener el lujo de penitencia y los triunviratos Nagah proporcionan apoyo y castigo en igual medida unos a otros.
Los Fera que saben del Érebo lo ven sólo como otra razón por la que el Apocalipsis se aproxima deprisa y por la que los Garou son parcialmente responsables. Algunos Fera aún creen que existen otros reinos de expiación. Intercambian rumores de Corax colgando en candentes jaulas de oro de un gran árbol o de Mokolé ardiendo en desiertos sin agua conforme vientos llenos de metralla desgarran su carne. Estas historias no se basan en hechos, pero eso no impide que algunos exploradores traten de encontrarlos.