Poco a poco, Tremere y sus siete seguidores extendieron la maldición del vampirismo por toda la Casa, pero los conflictos internos estallaron rápidamente: Goratrix estaba a un extremo, presionando por la infección total de la Casa tan rápidamente como fuera posible; la otra posición estaba representada por Etrius, preocupado por las implicaciones éticas y morales de forzar a sus víctimas a convertirse en vampiros. El desacuerdo acabó conviniéndose en una discusión abierta, y después en ataques.
Etrius en concreto sufrió una serie de asaltos psíquicos lanzados contra él por el descaradamente venenosa Goratrix. La estabilidad de la Casa entera quedó pronto amenazada, y Tremere se vio forzado a llamar a sus siete seguidores a su capilla para poner fin a las disputas. Durante mucho tiempo ha corrido el rumor de que Tremere obligó en aquélla ocasión 16 a los siete a Vincularse a él, rumor firmemente negado por el clan hasta el día de hoy. El Vínculo de Sangre está expresamente prohibido por el Código de Tremere. Aunque este Consejo puso fin a los conflictos abiertos, los rumores acerca de las actividades de la Casa continuaron circulando por el resto de la Orden. Los reservados Tremere fueron acusados de muchas cosas, entre ellas de satanismo. Tremere negó firmemente la acusación. Siguiendo con su paulatina conversión al vampirismo de todos los miembros de la Casa, los Tremere se tomaron grandes molestias para ocultar a sus pares la verdadera naturaleza de sus actividades.
Pero había otros, fuera de la Orden de Hermes, a los que también preocupaban las actividades de los Tremere. El clan vampírico de los Tzimisce, durante mucho tiempo los nominales señores no muertos de aquellas regiones de Europa Oriental, llevaba mucho tiempo oponiéndose a los magi Tremere. Cuando éstos abrazaron el vampirismo, los Tzimisce temieron que se convirtiesen en más poderosos de lo que eran. Aliándose con los Nosferatu y Gangrel locales, empezaron a lanzar ataques contra las capillas Tremere más aisladas. Pero los magi demostraron ser difíciles de capturar o matar, y bastantes de ellos —vampiros o no— lograron huir. Sin embargo, los sirvientes y guardias humanos resultaron ser presas fáciles. Las capillas atacadas quedaron con frecuenta abandonarlas; los Tremere se dieron cuenta de que no podían defenderlas adecuadamente. Poco a poco, su reino iba siendo consumido, a medida que una capilla tras otra caía bajo los incesantes ataques dirigidos por los Tzimisce.
La capilla de Goratrix, bien defendida y oculta en lo alto de las montañas, resistió durante más tiempo. Solo y bajo el asedio enemigo, el infatigable Goratrix, trabajó febrilmente en su laboratorio alquímico, realizando un experimento tras otro sobre vampiros Tzimisce y Nosferatu capturados. El prolongado asedio quedó finalmente roto cuando Goratrix liberó a las “Gárgolas”, monstruos vampiro semi inteligentes, creados por el magus a partir de componentes selectos de sus desdichados prisioneros. Embargadas por el odio hacía los clanes de los que procedían, las letales y espantosas Gárgolas demostraron su eficacia como perros guardianes, protegiendo las capillas Tremere de futuros ataques no muertos.
Díablerie
Con su dominio de nuevo estabilizado, Tremere volvió su atención al estudio de los vampiros y su historia, aprendiendo muchas cosas sobre la sangre y la siniestra herencia que porta. Quedó sorprendo por lo poderosos que eran los antiguos comparados con otros vampiros, y aprendió después cómo la sangre vampírica se iba debilitando al pasar de una generación a la siguiente. Descubrió pistas perdidas sobre poderosos vampiros escondidos en diversos lugares del mundo, seres tan increíblemente viejos que recibían el nombre de Antediluvianos. Destruir a una de aquellas criaturas y beberse su sangre le darla toda su fuerza y poder y, razonó el magus, pondría su clan al mismo nivel que los demás. Tremeré decidió convertirse en un Antediluviano.
Por medio de rituales y hechizos, Tremere y sus más próximos seguidores localizaron los refugios de varios Antediluvianos dormidos. En 1133, Tremere escogió finalmente a Saulot, fundador del místico y enigmático clan Salubri, como víctima. Poco protegido, Saulot parecía el Antediluviano más fácil de derrotar y destruir. Tremere, acompañado de nuevo por sus siete leales discípulos, encontró la tumba de Saulot escondida en la ladera de una montaña. Una vez dentro, encontraron poca resistencia, y descubrieron al fundador de los Salubri dormido en el interior de un gran sarcófago de piedra. Tras apartar la pesada tapa, Tremere vaciló sólo un segundo antes de hundir sus colmillos en la garganta de Saulot. El Antediluviano apenas se resistió, rindiéndose rápidamente para morir con una inesperada expresión de paz en el rostro. Sólo al incorporarse descubrió el horrorizado mago vampiro que se había abierto un tercer ojo en la frente de Saulot, contemplándoles con una pacífica mirada.
Nadie habló de lo que habían visto. Cerraron rápidamente el sarcófago y abandonaron la montaña, pero el significado de la aparición de aquel tercer ojo en la frente de Saulot, y de si había ocurrido de ventad o no, ha sido siempre un tema controvertido. No mucho después de aquello, Tremere empezó a mostrar una tendencia a hundirse en el letargo, cayendo en períodos de sueño profundo que a veces duraban semanas o meses. Durante tales periodos, dejaba la responsabilidad de la administración del clan en manos de sus siete lugartenientes de confianza. Tremere les había encomendada la misión de dirigirlo y darle la forma de una organización cohesiva y poderosa, estructurando su visión como las líneas de una pirámide. Los periodos de sueño de Tremere se hicieron más largos y frecuentes, llegando en ocasiones a durar años enteros.
Dejados a sus propios medios, el antiguo rencor surgió de nuevo entre, los siete discípulos, divididos en viejos bandos. El impetuoso Goratrix continuó oponiéndose al siempre cauto Etrius. Meerlinda predicó la moderación, actuando como pacificadora entre ambas facciones.
Para limitar sus conflictos, el grupo se repartió el mundo conocido. Meerlinda fue elegida para administrar las Islas Británicas, Goratrix fue enviado a Francia, y los demás a diversas partes de Europa. El cauteloso Etrius se quedó para dirigir las operaciones Tremere en Transilvania y sus alrededores. Al permanecer en la vieja capilla de las montañas, asumió también la responsabilidad de custodiar el cuerpo de su líder dormido. En aquel momento, el Consejo decidió celebrar reuniones formales. Se celebrarían siempre que fuese necesario por las circunstancias, al menos una vez al año, o a la llamada de Tremere.