Tradiciones – Hermandad Akashica

Nuestros cuerpos luchan por recuperar la armonía que nuestras almas conocieron antes de que hubiéramos nacido.

La armonía se encuentra en el flujo de Lo Que Es. Sintonizarse con ese flujo es tan sencillo que puede llevar vidas lograr dominarlo. Es, quizás, el destino del hombre luchar contra ese flujo; sin duda, el mundo actual está lleno de cosas que distraen de tales propósitos. Y así, los Akashayana, comúnmente conocidos como la Hermandad Akáshica, buscan la armonía en un mundo lleno de caos.

Profundamente incomprendidos por el Concilio y tomados por “pacíficos guerreros”, los devotos de la Akashayana Sangha (“Orden del Vehículo de Akasha”) fortalecen sus cuerpos para cultivar sus mentes y, por extensión, la Esfera Mente, en su búsqueda de la armonía. Y aun así, la armonía a menudo exige conflicto. Al igual que las cuerdas de un instrumento deben ser golpeadas antes de que puedan vibrar de forma armoniosa, también la Hermandad ha tenido que soportar milenios de guerra. En el proceso, los Akashayana redefinieron el Do (“el Camino”, pronunciado doo), la primitiva arte marcial de la que descienden todas las demás.

El Do, no obstante, es más que meras técnicas de guerra. Al abarcar una variedad de prácticas espirituales que van desde ceremonias de té a unión tántrica, el Do concentra la esencia, la forma y las intenciones de una persona. Mediante un firme entrenamiento, el estudiante (o Akashi) desarrolla la concentración que necesita para discernir la insatisfacción esencial del Samsara, el ciclo perpetuo o el flujo de la existencia.

Un Hermano Armonioso (un título honorífico que se usa sin importar el sexo del mago) se esfuerza en ayudar a todas las criaturas a alcanzar el samadhi (iluminación, Ascensión) y liberar a cada Bodhicitta (Avatar) del ciclo del renacimiento.

A pesar de algunas interpretaciones erróneas, los Akashayana no se originaron en China. En un tiempo antes del tiempo, el mundo de la humanidad era una única montaña, el monte Meru; allí, los meru’ai vivían en armonía. Se dice que los Celestes Dragón, Tigre y Fénix enseñaron a los meru’ai las disciplinas que se convertirían en el Do. Sin embargo, al final, las imperfecciones de este mundo arrancarían el monte Meru de sus cimientos celestiales, desperdigando a los meru’ai por toda la región montañosa llamada más tarde Tíbet. Desde allí, supuestamente llevaron su lengua y costumbres a India, Nepal, China y a otros puntos al este. Esos orígenes les han seguido allí adonde han ido.

A lo largo de los milenios, incontables maestros (especialmente Gautama Buddha, “el Despertado”) han incorporado elementos del Do en el budismo, el taoísmo, el sintoísmo, el hatha yoga y la medicina popular. Los Akashi han ayudado a construir el templo de Shaolin y Angkor Wat; han derrocado tiranos y sus monasterios se han extendido por toda Asia desde Nepal a las islas Ryūkyū. En tiempos modernos, los ecos de sus enseñanzas se han extendido por todo el mundo.

Hoy en día, cualquier Hermano consciente puede revivir toda esta historia para entender mejor el ciclo de la remanifestación continua. La shunyata (el vacío primigenio) que yace bajo todas las cosas alberga trazas kármicas de todos los pensamientos y acciones pasadas. Esta huella tiene varios nombres: Merumandala, Akashakarma, Consciencia Universal, memoria compartida y muchos más; aun así, los Hermanos actuales lo llaman Registro Akáshico. Una mente tranquila, libre de ego, puede sentir el Registro, en el que toda consciencia se une en una única corriente. Una vez inmerso en el espacio mental Akáshico, la consciencia de un buscador le ayuda a analizar los recuerdos colectivos de los Akashayana a lo largo de toda la historia.

La historia incluye tiempos terribles: las Guerras del Himalaya contra los primeros Chakravanti, conquistas y revoluciones, las asesinas rivalidades de la secta con los Wu Lung, Dalou-laoshi y grupos Akáshicos rivales, el levantamiento de los bóxers y sus comienzos en el comercio del opio, las invasiones de los mongoles y la Guerra Kamikaze, la Purga del Fantasma Chillador y el Gran Salto Adelante de Mao Zedong. Los Akáshicos han entrenado a samuráis y se han destripado por honor; han alzado sus katares con los rajput, irrumpido en la Ciudad Prohibida, muerto de hambre en los campos de extermino de Pol Pot y se han convertido en cenizas en Hiroshima. La calma exterior de los Akáshicos enmascara profundos dolores y pasiones de cada edad y conflicto, y el terrible karma de esos tiempos permanece incluso ahora.

Diversas constantes vinculan a todos los Akashi sin importar la cultura: disciplina, la cual exige el estudio del Do; empatía, promovida por la conexión con el Registro Akáshico; forma física, perfeccionada por el Do; respeto, refinado por un intenso aprendizaje; y concentración, sin la cual uno no puede lograr ni siquiera la más limitada comprensión del Do. Por todo el mundo, comparten la misma terminología incluso estando divididos en distintos grupos. La popularidad de la cultura de las artes marciales ha llevado a muchos iniciados a la Senda Akáshica; por desgracia, las diversas distracciones del mundo actual hacen de ésta una Senda difícil para todos salvo los aspirantes más dedicados.

Hoy en día, los Akashayana se enfrentan a un extraño desafío: sus ancestrales enemigos, los Wu Lung, parecen haber escogido el camino Akáshico. Aunque la Hermandad permanece recelosa ante esta alianza, la ética compasiva de las Tradiciones alienta a los Akashayana a dar una oportunidad a sus viejos rivales.
Aunque, para lidiar con esa decisión, algunos dicen que los Akáshicos de hoy en día necesitarán lo que su Tradición rara vez ha valorado y pocas veces cultivado: imaginación.

Organización: La Hermandad está esencialmente liderada por los Kannagara, monjes ascetas de la secta de la Túnica Fénix. Sin embargo, hoy en día gran parte del poder reside en los Shi-Ren (“Aristocracia Benevolente”), una facción de activos tradicionalistas que desean expandir la influencia Akáshica a los asuntos mundanos. Los magos de las Tradiciones occidentales suelen encontrarse sobre todo con los guerreros de los Vajrapani (burlonamente llamados “Puños en Guerra”) y los eclécticos iconoclastas de los Li-Hai, quienes buscan iluminación a través de experiencias heroicas.

Iniciación: En los templos, ashram y dojos de todo el mundo, los Sifus (Maestros) y los Sihings (Adeptos) aceptan discípulos que muestren mentes abiertas y una gran resolución. Cada profesor suele enseñar sólo a un pupilo a la vez. La doctrina Akáshica mantiene que cada persona debe encontrar su propio camino a la iluminación; como resultado, los Akashayana reciben muy poca guía o apoyo. Muchos pupilos frustrados abandonan esta Senda; sin embargo, los que persisten cultivan una impecable estado de salud de la mente, el corazón y el cuerpo.

Esferas Afines: Mente o Vida.

Foco: La “Magia” es realmente la auto perfección y la armonía cósmica. Para perfeccionar tales Artes de la forma adecuada (Do), una persona debe expandir su consciencia en todas las cosas, clarificar sus pensamientos, concentrar el cuerpo y subyugar la confusión emocional. La alquimia asiática, el trabajo manual, la fe, el yoga, la dominación social y el entrenamiento en artes marciales permiten a un Hermano canalizar la energía vital (chi) en impresionantes logros físicos, mentales y energéticos. Como resultado, los paradigmas comunes incluyen Traer de Vuelta la Edad Dorada, Todo Es una Ilusión, Todo Está Bien y ocasionalmente, el Poder Da la Razón.

Estereotipos
  • Tradiciones compañeras: Las cautivadoras ilusiones que construyen distraen de la trascendencia que buscan conseguir.
  • La Tecnocracia: Dragones de metal en una caja asfixiante.
  • Los Dispares: Niños perdidos y relaciones rotas… y aun así, hay más en ellos de lo que podría parecer.

La mente, el cuerpo y el espíritu son parte del todo de la persona, igual que la persona es parte del todo del universo. La identidad, la división y el conflicto sólo son ilusiones. Cuando mente y cuerpo están en armonía, el alma les sigue; si lo individual no opone resistencia al universo, sino que se mueve con él, abraza su naturaleza. Estas son las raíces de la Hermandad Akáshica. Adiestrando el cuerpo, los Hermanos construyen un templo para la mente; con la mente purificada, alcanzan el entendimiento del espíritu. La Hermandad utiliza instrumentos sencillos (ejercicio, meditación, práctica y estudio) para convertir al hombre normal en un hermano del conocimiento.

TRASFONDO:

Los orígenes filosóficos e históricos de la Hermandad Akáshica yacen en el comienzo de los tiempos, cuando las personas vivían en armonía. Los primeros Akáshicos aprendieron su técnica en el Do de Dragón y Fénix y disciplinaron sus cuerpos y mentes mediante el equilibrio entre el movimiento y la quietud. Cuando la tierra cambió y más personas vinieron a vivir cerca del Todo, éste se fracturó y se volvió disonante. El equilibrio entre mente y cuerpo, movimiento y quietud, fue roto, y aquellos que llegarían a ser Hermanos Akáshicos se retiraron a montañas, cuevas y bosques para continuar su estudio del equilibrio a través del Do. Las artes marciales y el ejercicio perfeccionaban el cuerpo, a la vez que rigurosas disciplinas, cantos y oraciones purificaban la mente.

Cuando el mundo se dividió y las personas tomaron senderos disonantes, el conflicto apareció de diversas maneras en la Hermandad. Los primitivos artífices trajeron los primeros vestigios de la tecnología de la humanidad, cambiando así las relaciones de las personas con el mundo inmaterial y fortaleciendo la barrera que separa los reinos de lo físico y lo espiritual. Los instrumentos empujaron a las personas a fijarse sólo en las cosas que podían tocar y a olvidar que en otro tiempo hubo algo más; los bienes materiales se convirtieron en la meta y reemplazaron el cumplimiento natural del perfeccionamiento personal. Incluso dentro de la Hermandad, los jóvenes estudiantes se ocuparon de la investigación del Do, pero no pudieron entender la relación entre la filosofía y la destreza física. Estos guerreros consideraron las técnicas físicas de la Hermandad como su finalidad y trajeron la discordia al grupo y a sus relaciones con los demás.

Más tarde, los conflictos Akáshicos se extendieron hasta alcanzar otro grupo de humanos Despertados, una banda de magos que creía tener derecho sobre la reencarnación. La Hermandad no aprobó a estos magos que ponían en sus propias manos el poder sobre la vida y la muerte (magos que más tarde constituirían Eutánatos) y guerreó con ellos durante trescientos años. La guerra dejó a ambas Tradiciones llenas de cicatrices. Aunque ninguna ha perdonado completamente los siglos de derramamiento de sangre, han aprendido la una de la otra: ninguna Tradición entraría con facilidad en conflicto.

Cuando las filosofías espirituales del budismo, taoísmo, sintoísmo y religiones parecidas se extendieron por Asia, la Hermandad les siguió. Los monasterios shaolin en China acogieron a sus miembros, así como las ermitas de la montaña en Japón, los sacerdotes ermitaños del Tibet y los místicos de la India. Mucha gente adoptó las creencias de la Hermandad en la vida diaria, pero este mar de fondo acabó siendo su ruina: las naciones organizadas, los gobernantes severos y las sociedades secretas se opusieron a la influencia liberadora de la Hermandad sobre las Masas. Con el tiempo, la Hermandad se vio enredada en guerras, ya que los ejércitos y los gobiernos buscaban destruir su influencia. Las Hermandades fueron rotas y sus miembros se dispersaron. Las sociedades jerárquicas y los sistemas de castas, unidos a la visión materialista de la vida, pusieron a la gente en contra de los métodos de autodominio de la Hermandad.

A pesar de todo, la Hermandad Akáshica sobrevivió como una organización dedicada a la mejora del individuo. Sacerdotes nómadas mantuvieron vivas aquí y allá sus ideas, a la vez que las enseñanzas de la Tradición siguieron siendo parte de muchas culturas y familias. La influencia tecnocrática podría haber destruido la fuerza material de la Hermandad, pero ésta nunca fue su prioridad: su verdadero poder provenía del alma de la humanidad. Aquellos que necesitaron un guía, que sintieron la llamada del Do, hallaron la Hermandad. Independientes de los deseos, estructuras y posesiones de la edad tecnológica, los Hermanos y Hermanas no pudieron ser atrapados o privados de la luz que llevaban dentro.

Para las Tradiciones modernas, la Hermandad encarna el equilibrio entre violencia y paz, entendimiento y conflicto, en que siguen atrapadas. Como las raíces de la Hermandad son espirituales no pueden ser eliminadas con balas, dinero o leyes. Los Puños Guerreros emplean su increíble habilidad para enfrentarse a los enemigos de las Tradiciones, mediante sus enseñanzas predican la Ascensión de cada individuo mediante la acción justa. Cuando el moderno renacimiento de las artes marciales y la filosofía asiática se combinan con la cultura y la tecnología del siglo XXI, la Hermandad, una vez más, se siembra por todas partes en los corazones de la gente.

ORGANIZACIÓN:

La estructura de la Hermandad en flexible; aunque la iluminación y el destino son reconocidos como pasos a lo largo del sendero, todos los aspectos vitales tienen virtud y valor. Para la Hermandad no es válido situar una cosa o una filosofía por encima de otra. Por eso, aunque los Maestros son respetados por su penetración, no ejercen ninguna autoridad real: su crédito proviene únicamente de dicha penetración. Aunque los acólitos Akáshicos llegan de diferentes esferas, todos estudian el modo Akáshico de llevar un estilo de vida puro y sencillo, al menos hasta cierto grado. Cuando un Hermano alcanza un estado del Do más sencillo y libre, y una Areté más avanzada, sus logros son registrados y sus enseñanzas distribuidas para que todos se beneficien.

FACCIONES:

La Hermandad Akáshica no está formada únicamente por sacerdotes Shaolin, ni excluye a los caucásicos o a cualquier otro grupo. Aunque verdaderamente el foco de las Tradiciones es, en su mayoría asiático, la búsqueda del equilibrio y el entendimiento es universal. Los budistas, los confucionistas y los taoístas componen una buena parte de las filas de la Hermandad, pero ateos, paganos, e incluso cristianos son bienvenidos: cualquier alma iluminada que se esfuerza en alcanzar la armonía y en estudiar el camino del Do, puede llegar a ser un Hermano (a propósito, el término “Hermano” no es una ofensa a los miembros femeninos de la Tradición. “Hermano Akáshico” es simplemente un nombre para alguien que estudia los caminos de Akasha, sin intención de encerrar ningún prejuicio relacionado con el género).

Aunque la Tradición parece pacífica desde fuera, no lo es tanto vista desde dentro: los desacuerdos crecen en el interior de la Tradición tanto como en el interior de los otros grupos. Las divisiones más importantes de las filas Akáshicas surgen entre los miembros más jóvenes que quieren entrar en guerra con sus enemigos, entre los Maestros que buscan sólo la iluminación y entre los miembros, recién iniciados, del arte Wu Lung.

Elementos profundamente tradicionales componen el Shi-Ren o “Aristocracia de Socorro Mutuo”, cuya base está formada por componentes políticos y legales que desean una mayor influencia Akáshica en los asuntos mundanos. Según el Shi-Ren, los caminos de la Hermandad sólo pueden continuar saliendo de la oscuridad si las culturas que los engendraron se hacen un sitio en la historia. Aunque muchos Shi-Ren modernos no creen honradamente que una vuelta a la China Imperial sea posible, sí sienten que es importante para la Hermandad tener un lugar en la política y culturas modernas. Dan mucha importancia a la enseñanza de la historia y de las raíces de la Hermandad, y muchos tienen Esencias Patrón. Estudian magia de la Mente, promueven una organización mejor y son la cara pública en los conflictos diplomáticos y políticos.

En el extremo opuesto, están los Li-Hai, que siguen la filosofía de la moral utilitarista de Mo Tzu. Creen que las antiguas tradiciones encierran la mente en un falso sentido de la moralidad que no es guiado por el pragmatismo. Por eso, tradiciones sin fundamento empujan a la gente a cometer acciones dañinas. Los Li-Hai defienden que toda moral debe provenir de análisis razonados de lo que es útil y lo que es perjudicial, y persiguen abolir viejas tradiciones que ya no tienen relevancia en la edad moderna. Sienten que la Hermandad necesita modernizarse, aceptar nuevas ideas para abordar un mundo cambiante y aprender a trabajar con los sistemas de herramientas promovidas por la sociedad científica. Aunque continúan la práctica del Do, renuncian a los elementos de la magia Akáshica que proceden de la vieja tradición. En su lugar, persiguen convertir el Do y el Registro Akáshico en un acercamiento moderno y racional a la salud, moralidad y progreso personal.

Los Kannagara son ascetas que mantienen muchas prácticas antiguas de la Hermandad. Estos monjes realizan ordalías para purificarse y fortalecerse física y espiritualmente. Todos los miembros de la Hermandad emplean tales técnicas hasta cierto grado, pero los Kannagara creen que un alma y una mente justas sólo pueden proceder de una acción justa, y que tal acción resulta del rito, del sufrimiento y la práctica. La mayoría de los Kannagara permanecen enclaustrados en retiros Akáshicos donde practican diariamente la oración y los oficios, aunque a veces también salen al mundo exterior para contemplar aquello que esperan superar. Como la Hermandad está retrocediendo ante la expansión moderna y el turismo y, además, el ascetismo pierde popularidad, los Kannagara están desapareciendo lentamente.

Los Hermanos con inclinaciones místicas forman el Jnani, un grupo de yogis que siguen varias formas del shinto y los ritos Tibetanos para desarrollarse espiritualmente. Como monistas, los Jnani esperan reconciliar la consciencia de sí mismos con el Avatar (al cual llaman la “Mente Buda”). A través de la práctica del yoga, el tantra, el rezo, el canto, el omnipresente Do y la meditación, los Jnani buscan la unión con el principio absoluto de la realidad. En lugar de considerar que la realidad es maleable, creen que es el resultado de un principio esencial, y que la ilusión y sus velos proceden de la incapacidad de uno mismo para reconciliarse con el principio absoluto. Estos monjes se dedican a la búsqueda espiritual y persiguen la sabiduría interior para eliminar los límites entre uno mismo y el Avatar. Naturalmente, dominan una potente magia Espiritual. Además, conservan muchas bibliotecas insólitas y prácticas desconocidas por muchos Hermanos. Corre el rumor de que han mantenido durante largo tiempo varios monasterios ocultos y que guardan catacumbas secretas bajo tierra, donde se puede encontrar el pasadizo a los Reinos del Horizonte o descubrir antiguos lugares de poder que pueden introducirnos en la conciencia de lo absoluto.

Los guerreros jóvenes e impetuosos de la Hermandad forman los Vajrapani o “Portadores del Cetro de Diamantes”. Para ellos, la iluminación es como un diamante: dura e inflexible y conteniendo reflejos del mundo externo. Los Vajrapani aportan a la Hermandad el sobrenombre de “Puños Guerreros”. El nombre del grupo procede de un término común para “diamante” y “rayo”, mientras que el cetro de diamantes es la metáfora del poder sobrenatural. Estos Akáshicos mantienen que la Tecnocracia sólo puede ser derrotada a través de una acción poderosa y usan el Do como un arma. Curiosamente, los Vajrapani proceden en su origen de un principio metafísico femenino pero este hecho no limita su número de miembros. En realidad, ser un Vajrapani depende a menudo de que un estudiante joven e impulsivo sea etiquetado como tal por su mentor (o reconocido como un vástago por otros jóvenes guerreros). Los Vajrapani trabajan para desarrollar sus habilidades marciales, y a menudo buscan el conflicto con aquellos que son considerados enemigos de la Hermandad. Los miembros más viejos a veces van a parar a otras facciones, pero otros continúan activos como guerreros. La Tradición debe tener sus defensores, después de todo.

Por último los Wu Lung, la “Familia del Dragón”, son una secta separada de magos que se han aliado muy recientemente con la Hermandad. En el pasado los Wu Lung y la Hermandad Akáshica lucharon por el dominio sobre la China tradicional. Hoy, con sus líderes más importantes muertos y su herencia diluida por la China moderna, los Wu Lung han sido obligados a dejar de lado sus rencores y aliarse con los únicos herederos que quedan de la antigua cultura china. Los Hechiceros del Dragón practican un estilo de magia riguroso y burocrático, reminiscencia de los días de la vieja China Imperial, completado con un culto ancestral y con el curioso apaciguamiento de los espíritus celestiales. Hermanos y Hechiceros todavía buscan un medio para reconciliar sus creencias dispares, tomando sus raíces comunes como base. Pero aún queda un largo camino por recorrer. Los Hechiceros todavía practican su propia arte marcial separada del Do. Parece que su facción se quedará algo apartada, obligada por las circunstancias a inclinarse ante el mayor peso de la Hermandad en las Tradiciones. Los burócratas imperiales estudian principalmente la magia Espiritual para poder comunicarse con los antepasados y responder apropiadamente a los mandatos celestiales.

FILOSOFÍA:

El regreso a la sencillez yace en el corazón de las creencias de la Hermandad. Los humanos plagan sus vidas con objetos y deseos innecesarios y extraños. ¿Cómo se puede comprender la armonía natural del universo intentando agarrarlo, poseerlo y controlarlo? El lugar natural de cada individuo (el papel de Dharma) es manifiesto cuando no se está cegado por las ilusiones de la codicia, el deseo y el poder. El ejercicio de la vida proporciona al alma la oportunidad de experimentar el universo de múltiples maneras, por lo que el individuo podría aprovechar la posibilidad de aumentar su penetración mediante el desarrollo de la armonía con el Todo. Cada vida es sólo un paso en la gran rueda del Dharma, hasta que el individuo se libera de las cadenas que él mismo se ha forjado con sus creencias y deseos.

FALLOS:

Lo enigmático y la calma Zen están entre las fuerzas de la Hermandad, pero también constituyen un importante punto débil. Como la orden se fija demasiado en el crecimiento e iluminación individuales, sus Maestros no conectan con los caminos personales de los estudiantes hacia el entendimiento. En lugar de ayudar a un iniciado a acercarse a la sabiduría con lecciones o sugerencias, la mayor parte de los Hermanos Akáshicos sólo puede ofrecer un entrenamiento físico maquinal, pasajes crípticos en libros antiguos o idiomas enigmáticos que deberían conducir al estudiante hasta su propia revelación. Algunos estudiantes necesitan un seguimiento cercano de su aprendizaje, mientras que algunos magos son incapaces de ir más allá de cierto punto de su desarrollo sin ayuda.

Los Maestros no pueden decir a sus estudiantes lo que deben aprender o donde e incluso como deberían encontrarlo. Como resultado, la Hermandad pierde un ingente número de magos jóvenes debido a la frustración. Aquellos que sí permanecen en la Tradición están haciendo esfuerzos por contrarrestar este mal Zen, pero están luchando contra el inmenso peso de una tradición largamente honrada. La creencia, muy individualista, de que cada cual debe encontrar su propio camino, tiene el paradójico resultado de dificultar a la Hermandad hacer algo más que proporcionar a los aspirantes a mago n par de sencillos instrumentos. Los Maestros no pueden enseñar el trayecto hacia la ilumiación, ya que creen que cada persona debe encontrar un camino único. Los iluminados no pueden transmitir su entendimiento supremo y los que no lo son, no saben como empezar. Los Maestros señalan el camino, pero depende de los estudiantes el seguirlo (si son capaces de entenderlo).

TEORÍAS Y PRÁCTICAS:

La Hermandad Akáshica guarda su alma en las páginas del registro Akáshico, una colección de toda la experiencia de los Hermanos Akáshicos a lo largo de los tiempos. Aunque sus páginas sean de papel y tinta, el libro se refleja en todos los niveles del mundo, tanto espiritual como material. Dice la leyenda que el registro fue iniciado por el Avatar Ascendido Akasha, de quien proviene el nombre de la Orden. El registro sirve a la Hermandad como inspiración y fuente de meditación y permite a los magos acceder a la experiencia pasada y al saber. Sin embargo, no es un libro para ser simplemente leído. Presente el conocimiento de tal modo que el seguidor no olvidará, en enigmas, acertijos, koans o episodios cortos que parecen mundanos. Buceando en el registro, un Hermano puede revivir experiencias del pasado, e incluso algunas veces, encontrarse con elementos de sus propias vidas pasadas.

El alma de la Hermandad está en su Registro, pero del cuerpo y la mente se ocupa el Do. Do, literalmente “el Camino”, es el arte de entrenar el cuerpo para alcanzar una mente en paz. Es la esencia de las artes marciales y la raíz de muchas artes mundanas. Sus movimientos permiten a los Hermanos Akáshicos llevar a cabo hazañas que combinan precisión física, mental y mágica. Pero el Do es más que un estilo de lucha mortal y fantástica o una disciplina física. Es un estilo de vida, una manera de desarrollar el potencial total del cuerpo humano a través del movimiento armonioso en ciclos naturales. Los estilistas del Do mantienen un apropiado equilibrio entre nutrición, ejercicio, sueño, pensamiento, creación y destrucción, todos ellos considerados partes importantes del Todo. Los practicantes del Do ponen en armonía sus cuerpos y mentes con el curso natural de la vida, apartados de las construcciones artificiales del progreso de un mundo atestado de material extraño.

El Do impregna cada aspecto de la actitud Akáshica respecto a la magia. Al igual que debe haber rectitud en el pensamiento, en la forma de hablar, en el entendimiento y en la acción, también debe haber una mente que sea recta para lograr un cuerpo y una vida rectos. Por eso la Tradición estudia la Mente como su Esfera principal, ya que sin esta pieza en su lugar, el cuerpo no sirve para nada. Todos los Akáshicos estudian Do de alguna manera, ya sea mediante las artes marciales, la búsqueda interior o la meditación.

Aunque el Do es la estructura principal de la magia Akáshica, muchos Hermanos añaden otras prácticas para canalizar su energía. Como el Do, estas prácticas suelen ser de origen asiático (el Feng Shui, la meditación y la caligrafía son caminos excelentes hacia el Chi), pero todas estás destinadas a unificar y dirigir movimiento y pensamiento hacia una meta. Como los mundos espiritual y mágico no están distanciados del mundo físico, el hombre equilibrado e iluminado puede acceder, con el tiempo, a todas las leyes del universo.

Muchos Hermanos Akáshicos no logran entender todavía la dicotomía que enseña su Tradición. Convencidos de la justicia de su causa, en armonía con el Do y el universo, los guerreros de la Hermandad intentan imponer sus puntos de vista a los otros, sin darse cuenta de que al hacer esto enfrentan a seres humanos, creando discordia en lugar de sanarla. Los llamados, acertadamente, Puños Guerreros libran así una guerra constante contra aquellos que consideran repugnantes, pero, al hacerlo, fomentan la misma violencia que desprecian sus enseñanzas. Para muchos monjes la iluminación sólo llega más tarde, y se retiran para encontrar la paz en lugar del conflicto.

Esfera especial: Mente.

Focos habituales: Campanas, Incienso, Meditación, Fajas o Banderas de Oración, Armas.

Conceptos: Estrella de películas de acción, Atleta, Explorador, Estudiante de Artes Marciales, Sabio, Héroe Errante.

Estereotipos:

-Adeptos Virtuales: Encuentran ilusiones novedosas y diferentes, pero, ¿cuál es el valor de sustituir una ilusión por otra?

-Coro Celestial: Su penetración es loable, pero les pierde la idea de que sólo hay un camino hacia el Todo.

-Culto del Éxtasis: El cuerpo debe ser perfeccionado antes de ser trascendido. Sin embargo, sus mentes no están atadas a lo material.

-Cuentasueños: La danza-sueño resuena en todos nosotros. Sus Avatares son puros y escuchan al Todo en lugar de imponer su propio orden sobre él.

-Eutánatos: No es tarea suya el determinar quien merece la vida; todos los seres deben aprender la Drahma mediante la experiencia.

-Orden de Hermes: ¿Cómo se puede entender el universo intentando controlarlo y clasificarlo? El Todo es demasiado grande como para ser definido con simples números y símbolos.

-Hijos del Éter: Están limitados por la idea de la iluminación como instrumento, pero valoran el proceso de aprendizaje por lo menos tanto como su resultado.

-Verbena: El dolor y la lucha no son los únicos maestros. La vida es algo más que sangre.

-Seres Huecos: El estudio de la armonía debe empezar con la creencia de que la armonía es posible

“Olvida tus pretenciones. Olvida mi mano. Equilibrio y ser”

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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