Hadas en el Medioevo Oscuro

Aquí abunda la energía mágica, el Glamour gobierna la realidad, y la Buena Gente preside sus cortes eternas. Desde estas moradas mágicas, los reyes y reinas de las hadas dirigen a sus cortesanos en cacerías nocturnas.

Hubo un tiempo en que prado, arroyo y arboleda, la tierra, y toda visión común Me parecían envueltos en luz celestial, La gloria y la frescura de un sueño. Ahora no es, como los días de antaño… Vaya a donde vaya, Sea día o noche, las cosas que he visto se han perdido para siempre.

William Wordsworth, “Intimaciones de la inmortalidad a partir de los recuerdos de la infancia”

 

Bosques encantados, anillos de setas, estanques mágicos, praderas y fuertes de piedra: a lo largo de todo el mundo del Medievo Oscuro, son los lindes conocidos entre los reinos de los humanos y las tierras de las hadas. Aquí abunda la energía mágica, el Glamour gobierna la realidad, y la Buena Gente preside sus cortes eternas. Desde estas moradas mágicas, los reyes y reinas de las hadas dirigen a sus cortesanos en cacerías nocturnas, peinando la tierra en busca de mortales (o Cainitas) a los que aterrorizar. Si su presa ofrece una buena cacería y consigue eludirlos hasta el amanecer, las caprichosas hadas pueden recompensarla con un tesoro feérico o lanzarle una maldición por haberles privado del triunfo final.

Las veleidosas hadas son enigmáticas, y pueden volverse muy peligrosas si se las molesta. Sus pasiones son salvajes y tórridas. Las hadas sienten con una intensidad devastadora, que puede consumir a cualquier mortal o Cainita lo bastante intrépido como para relacionarse con ellas.

Dado que las hadas son inmortales y viven en los sueños de Arcadia así como en el mundo físico, los años pueden hacerse muy pesados si no tienen nada con lo que entretenerse. Ésta es una de las razones por las que se deleitan en atormentar, embaucar o recompensar a otros. Ansían desempeñar un papel que les permita un amplio repertorio de emociones fuertes. Algunos, como los boggarts y los brownies, lo consiguen de forma vicaria, observando a los mortales que han escogido durante el dia y batiendo manteca para ellos (o agriándola) como pago por el espectáculo durante la noche. Para su diversión, otras hadas prefieren provocar reacciones emocionales en los humanos, apareciendo de diversas formas para inspirarles codicia, ira, miedo, amor o risa. Unas pocas hadas experimentan la vida mortal directamente, suplantando el lugar de una persona y envolviéndose en Glamour para que nadie se dé cuenta del cambio.

Muchas montan elaborados dramas, en los que cada una interpreta un papel que imita a los humanos próximos: crean un pueblo hecho de rayos de luna e ilusión, donde representan complejas escenas con gran solemnidad… haciéndolo más divertido con el rapto de un inocente mortal (o Caínita, aunque esto es menos común) al que dejan en medio de la obra sin más explicaciones. Las hadas consideran la locura que sufren muchas víctimas como el epítome del humor. Los Malkavian que han caído en alguno de estos montajes emergen invariablemente complacidos, con nuevas energías e inspiración.

Al contrario de lo que dice de ellas la iglesia, la mayoría de las hadas no son deliberadamente crueles, malvadas o traicioneras, sino simplemente curiosas y despreocupadas.

Pero algunas, especialmente las de la Corte Caótica, pueden ser despiadadas y muy peligrosas. Sus bromas buscan herir más que avergonzar, y sus ilusiones pueden poner a los humanos en peligro mortal.

La Division

Pero si los mortales temen a las hadas, no es culpa de nadie sino de ellos mismos. Antaño, la Buena Gente daba libremente sus dones a la humanidad, pero los mortales empezaron a exigir lo que se les había ofrecido. Justificablemente enfadadas, las hadas empezaron a cortar sus lazos con el mundo de los hombres, pasando más tiempo tras las fronteras de la fabulosa Arcadia. A medida que las hadas se distanciaban, mucha gente olvidó sus amabilidades para recordar sólo sus burlas. Con el auge de la Iglesia, las hadas se encontraron asumiendo un nuevo papel: el de demonios menores enviados para seducir y atormentar a los fieles. Su naturaleza volátil y su tendencia a la ilusión facilitó a la Iglesia la tarea de ennegrecer su nombre.

Desgraciadamente, las hadas también contribuyen a esta imagen de diversas formas. Un caballero sidhe enfurecido, por ejemplo, podría ser confundido con un ángel caído, mientras que los redecaps están bastante cerca de la imagen que tiene mucha gente de los demonios devoradores de carne. Como hijos del Ensueño, los feéricos también tienen características asignadas por la creencia popular. Por último, muchas hadas se han enfurecido con los mortales influenciados por la iglesia, que ya no les muestran una actitud correcta. Estas hadas pueden asumir deliberadamente una apariencia demoníaca al interactuar con tales humanos.

Creencias y practicas Medievales

La mayor parte de los campesinos (y no pocos nobles) tienen mucho cuidado en todo lo relativo a las hadas. Es sabido que la Buena Gente se tomará una salvaje venganza por cualquier afrenta o molestia, no importa lo minúscula que haya sido. Los mortales pueden ofender a las hadas sin querer, o incluso sin darse cuenta de que lo han hecho, lo que sólo sirve para aumentar la tensión. Como es tan fácil ofenderlas inintencionadamente, los mortales han acumulado conocimientos y prácticas que minimizan la posibilidad. He aquí lo que los mortales (y algunos Cainitas) creen saber acerca de las hadas

La mayoría de las mujeres campesinas saben que las hadas suelen permanecer invisibles, y que puede haber una cerca en cualquier momento. Arrojar el agua sucia o los desperdicios sin avisar a la Buena Gente puede acabar con un hada inocente empapada… un insultó mortal. Asimismo, dado que las hadas suelen compartir nombres con vacas, cerdos, ovejas, pollos, gansos y otros animales domésticos, es una práctica común señalar al animal al que se llama para que el hada del mismo nombre no conteste en su lugar. Un hada irritada por esta impertinencia puede agriar la leche durante un mes o derribar empalizadas perfectamente estables.

Esté o no una casa bendecida con la ayuda de un boggan, probablemente habrá al menos un hada actuando corno guardián. Si pasan cosas buenas, se debe al favor de la misma; si ocurre algo malo, el hada impide que empeore. Es justo, entonces, dejar un plato de leche y un poco de pan y miel fuera de la casa durante la noche, para que el hada sepa que los habitantes aprecian sus esfuerzos.

Las hadas no aplacadas pueden secar la leche en las ubres de las vacas, hacer que las gallinas dejen de poner, pudrir el grano en los campos, romper las armas y equipo, corromper el agua de los pozos, inundar la casa con malos olores, provocar accidentes o incendios, dejar in- válidos a los niños, estériles a las mujeres y cojos a los caballos, robar las cosechas, y maldecir a varias generaciones de una misma familia. Alguna gente llega incluso a morir por culpa de inteligentes ilusiones. Tal es el cruel destino que los mortales intentan eludir haciendo ofrendas a las hadas.

Remedios

A veces, a pesar de sus esfuerzos, lo mortales (y Cainitas) incurren en la ira de las hadas. Si las sinceras disculpas o los regalos fallan a la hora de conseguir el perdón, la única opción que queda es protegerse de la venganza de la Buena Gente. Las panaceas descritas pueden ser efectivas o no, depende de si el hada se siente divertida u ofendida al encontrarse con estas prácticas. De todas formas, la plebe cree en su utilidad:

La sal rociada a través de puertas y ventanas impedirá que las hadas entren en la casa, al igual que las cenizas dispuestas a través del horno en círculo.
El hierro puro hiere terriblemente a las hadas, y un arma o herramienta de hierro colocada en una puerta las disuadirá de cruzarla.
Llevar encima una pequeña pieza de hierro repele a las hadas, y también tararear una melodía sacra.
Las cruces, el doblar de las campanas de iglesia y las hostias son magníficos remedios frente a las hadas, pues éstas, como sirvientes del Infierno (o al menos eso se cree), no pueden enfrentarse al poder sagrado. Tampoco pueden permanecer en suelo sagrado, por lo que una iglesia o un cementerio cristiano son refugios seguros.
Pronunciar el nombre de Cristo arrebata a las ha- das su capacidad de embaucar a una persona con ilusiones, y el agua bendita hace que tales ilusiones desaparezcan en una nube de humo. No obstante, esto se acerca peligrosarnente a tomar el nombre del Señor en vano, si se hace de forma frívola.
Aunque algunos seres feéricos se han convertido en caballeros cristianos, uniéndose a órdenes religiosas, los mortales siguen creyendo que los símbolos y creencias cristianos pueden asustar y derrotar a cualquier hada. En realidad, no tienen más efecto sobre la mayoría de ellas que sobre los Cainitas.
Practicas Feericas

Aunque los mortales pueden estar confundidos en cuanto a ciertas prácticas de las hadas, no se equivocan con algunas de aunque las razones de las hadas para lo que hacen suelen ser muy distintas de lo que humanos o Cainitas pueden sospechar. Aquí tienes, algunas de las nociónes más comunes.

Cubiles Feericos

La creencia: Todo el mundo sabe que las hadas viven en tumulos funerarios paganos, donde hablan con los muertos y a veces lanzan plagas sobre la tierra.
La verdad: Esto es cierto y a la vez falso. La mayoria de los cubiles feéricos (grandes montículos de tierra, con frecuencia cubriendo antiguas obras en piedra), son de hecho tumbas, aunque no fuese su propósito original. Muchos estaban diseñados para atrapar y dirigir la luz del sol o la luna por unas aberturas a fin de iluminar el oscuro interior en ciertas fechas del año. Los grandes caciques solían ser enterrados allí como reconocimiento a sus heroicas hazañas. Las hadas pueden tener castillos maravillosos o territorios enteros en tales estructuras, pero son como pequeñas bolsas del sueño que tocan el mundo físico, sin ser parte de él. En realidad, las hadas no viven en los montículos, sino en un reino que está en su interior. Se trata de un concepto que, definitivamente, está fuera del alcance de la mente del Medievo Oscuro.

Robo de Niños

La creencia: Es sabido por todo el mundo que los o los que no son vigilados por sus madres o están sin bautizar, son robados por las hadas, que dejan en su lugar a enfermizas criaturas de insoportable temperamento. Los pobres niños son usados para pagar los tributos de las hadas al Infierno. La única forma de recuperar a un niño robado es pronunciar oraciones sobre la criatura dejada en su lugar, tocarla con objetos sagrados o, como último recurso, azotarla sonoramente con una rama de fresno, amenazarla con hierro puro o quemarla en el fuego. El hada no puede soportar tales tormentos y abandona la casa. Al quedar roto el pacto con el Diablo, el niño vuelve al instante a su hogar.

La verdad: Las hadas roban niños… y adultos cuando están de humor. Los nacimientos son raros entre ellas, y los bebés procuran años de alegría a una madre hada en Arcadia. Es más, la ausencia de un niño proporciona a un hada la oportunidad de ocupar su lugar y convertirse en un bebé, experimentando todas las alegrías y pesares del crecimiento. Las inmortales hadas tienen mucho tiempo, después de todo. Muchos bebés son escogidos porque parecen guapos, alegres, avispados o dulces. Las hadas sólo quieren a los mejores. Las madres que ignoran o maltratan a sus hijos también pueden perderlos a causa de las hadas, que tienen sentimientos especiales. Bautizado o no, cualquier niño víctima de malos tratos tiene una oportunidad de ser cogido.

Aunque puede ser la única forma de recuperar a un niño cautivo, amenazar o causar daño a su sustituto es muy peligroso. Si el robo del niño es verdaderamente arbitrario y el sustituto es demasiado espantoso para tolerarlo, puede que las demás hadas perdonen el intento de los padres de recuperar al niño. De lo contrario, cualquier año hecho al sustituto devuelto diez veces a la familia. Y es más, la Buena Gente puede decidir que los padres son indignos de tener hijos: no sólo retendrán las hadas a su cautivo, sino que también pueden llevarse a los demás hijos y maldecir a la madre dejándola estéril.

Se sabe de adultos que también han sido raptados por las hadas. Puede ser por una noche o por toda la eternidad, pero normalmente hay algo en la víctima que llama la atención de la Buena Gente. Puede que cante o toque un instrumento de forma tan hermosa que las hadas sientan que no pueden seguir existiendo sin oírlo una y otra vez… durante siglos. 0 puede ser tan apuesto que una doncella feérica se lo lleve para convertirse en su prometida. 0 puede tratarse de alguien sin sentido del humor, convertido en el blanco de una banda de pooka resueltos a hacerle reír… o matarle en el intento.

También puede haber motivos más oscuros. Los redcaps se llevan a veces a los viajeros que encuentran en los caminos, forzándoles a asistir a espantosos banquetes, a veces como el plato principal. Algunas hadas malignas roban niños ocupan su lugar para atormentar a sus padres con incesantes lloros, gritos y travesuras. Se sabe la Corte Caótica ha, practicado sacrificios humanos de vez en cuando, y los Tradicionales murmuran que quizá sus siniestros hermanos paguen de verdad un tributo al infierno a cambio de algún don misterioso.

Agradecimientos a las Hadas

La creencia: Agradecerle su ayuda a un hada es obligatorio, si no se desea ofenderla peliagudo.

La verdad: Reconocer la deuda a un hada es un asunto peliagudo. La mayoría de ellas desdeñan los agradecimientos efusivos, prefiriendo los simbólicos, como libaciones de vino o mantequilla, o que se deje miel o leche fuera para ellas. Algunas hadas se enfadan cuando los humanos les ofrecen regalos más permanentes, como joyas, considerándolo una muestra de la vanidad del mortal convencido de tener algo valioso que ofrecer a un ser mágico. Otras entienden que el mortal sólo intenta darles las gracias, y lo aceptan tan graciosamente como pueden. Todo depende del hada en particular.

Maldiciones

La creencia: Las hadas son suspicaces y rápidas a hora de lanzar maldiciones… incluso sobre los inocentes.

La verdad: Las hadas pueden ser muy suspicaces, picajosas, mostrarse difíciles de complacer y proclives al, aburrimiento, pero por lo general suelen ceñirse a sus propios códigos. Molestias menores y pequeños inconvenientes pueden caer sobre humanos y Cainitas a capricho de la Buena Gente: normalmente hay una razón para, ello, pero puede que no sea más que el aburrimiento del hada y el deseo de ver a su víctima enfrentada a la situación. Aunque las bromas de la Corte Tradicional pueden consistir en anudar el pelo de alguien, o hacer que meta el pie en un cubo y se quede atascado, las maldiciones Caóticas tienden a ser más maliciosas, como provocar picores en lugares dolorosos o indiscretos, o hacer que todo lo que pruebe su víctima sepa a vómito de cabra. Aunque incómodas, estas maldiciones no suelen durar mucho ni son rea mente peligrosas.

Las maldiciones duraderas o con efectos notables y potencialmente peligrosos sólo son lanzadas contra quienes se las merecen. Estas maldiciones pueden hacer que todos los animales huyan instintivamente del camino de un cazador, o volver a los guardias del señor local incapaces de reconocer a su amo.

Las grandes maldiciones que afectan a familias enteras, duran siglos, causan daño directo, o matan, sólo pueden ser lanzadas contra quien ha perjudicado seriamente a un hada. Respaldadas por todo el poder del Ensueño, estas terribles maldiciones pueden destruir a un mortal o un Cainita, avergonzaras eternamente a ellos y a sus herederos, acabar con su fuerza política o social, o simplemente arruinarles.

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Un comentario:

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