Linea de Sangre – Salubri – Cordero de Cain

Veo que mi mecenas ha traicionado nuestro acuerdo de confidencialidad, aunque en este caso estoy de acuerdo con su decisión de que otro de mi Clan merece consejo. Y digo Clan, no Línea de Sangre, porque nuestra historia se retrotrae hasta los Progenitores, los Chiquillos de los Chiquillos de Caín.

Nuestra historia es más elevada y noble que la de los Ventrue, los Lasombra o los Tzimisce, ya que, ¿qué nobleza mostraron cuando el Usurpador Tremere tomó nuestra Sangre del Corazón? ¿Mis tatuajes? Esto es tā moko, Chiquillo, no alguna marca de Clan. Yo era maorí antes de ser Salubri, aunque mi Sire era un inglés que dormía en la bodega del Endeavor de James Cook, y le honro llevando su nombre en cierta forma. Pero mi rostro sirve para ilustrar algo: no depredamos al ganado como otros Vástagos hacen. Tomamos su sangre incluso cuando estamos entre ellos, como pastores que vivimos entre el rebaño.

Nuestro ganado se mantiene sano y limpio, mientras aseguramos que nuestros parientes se mantengan alejados de él. El título de Línea de Sangre se debe a quienes niegan nuestra historia y nos condenan a ser polvo. De hecho, algunos lo consideran nuestro propósito para morir, para mostrar a los Vástagos qué es de aquéllos demasiado puros y nobles para esta existencia de pecado y rencor. Afirman que es el derecho y el privilegio de los vampiros depredar a la humanidad, incluso aunque su falta de miras amenace su propia existencia. Nuestra caída anuncia la Gehenna, el alzamiento de los progenitores para consumirnos a todos.

Quizás tengan razón, pero aunque muramos discretamente, no lo haremos con facilidad.

Las primeras noches

Los demás pueden disfrazarlo como quieren, pero los hechos son claros, y bajo nuestra poesía y clichés, somos un Clan pragmático: Caín maldijo a cada miembro de la Tercera Generación, lo condenó a encarnar el peor de sus excesos. A todos salvo uno: el gentil Saulot, Abrazado por Enoch, el más querido Chiquillo de sus Chiquillos. Saulot fue perdonado, no por los dones proféticos que mostraba, sino por su habilidadpara sanar. Caín lo perdonó porque nuestro progenitor era su esperanza para la paz, para mantener a raya las maldiciones que le impusieron Dios y Vástagos por igual. Saulot pastorearía la promesa de la Golconda, la esperanza de redención.

Quizás por eso nos llamaban pastores en la Segunda Ciudad, porque nuestra naturaleza tiende a cuidar del rebaño de mortales. Prefiero creer que fue porque la naturaleza del Errante recordaba a Caín mucho a Abel, noble y puro. En muchos sentidos, la naturaleza de Saulot y su historia mítica nos definen como Clan, más que a ningún otro. Trazamos nuestros tres linajes a partir de los Chiquillos que él Abrazó durante los momentos traumáticos o definitorios de su no-vida. Nuestros Sanadores descienden de Rayzeel, maestra de canciones y hierbas, la vida de Saulot antes del Abrazo. Nuestros Guerreros descienden de Samiel, maestro del fuego que purifica y gemelo de Rayzeel. Y los Vigilantes, bueno… si los rumores que he oído de ellos en Aotearoa son ciertos, descienden del tiempo de Saulot como estudiante y observador, lo cual es bastante adecuado.

Incluso tras el Abrazo, Saulot buscó mantener la paz entre sus parientes en conflicto. Abrazó Progenie rara vez y la instruyó a atender a aquéllos acosados por sus hermanos, manteniendo a los mortales dormidos y sanos ante la depredación de los inmortales. Calmó la locura de Malkav con música gentil y caricias fraternales, contuvo la perversión de Set con sutil socavamiento y aliviando su adicción. Sólo gracias a los esfuerzos del Errante, la Segunda Ciudad duró tanto. Cuando Caín regresó para juzgar a la Tercera Generación, le salvó específicamente de su juicio y le nombró guardián de la promesa del ángel Rafael: esa salvación nunca se le negaría a la prole de Caín.

Una Estirpe de Oriente

Aun así, Saulot nunca alcanzó él mismo la Golconda, el legendario estado de gracia a pesar de la Maldición de Caín. Recorrió lo que se convertiría en la primera Ruta de la Seda, tomando con él a gran número de seguidores mortales (pero no Progenie) en la oscuridad de la noche. Puede que oyeras hablar de ellos; los antiguos registros de la cordillera del Pamir describen a extranjeros de gran altura y cabellera rubia, y las momias de la cuenca del Tarim en el museo de Sinkiang son pelirrojas.

Las leyendas de los inmortales continúan donde la arqueología se detiene. Los pocos mitos que hemos integrado de fuentes al este del Indo describen a Zao-lat como un embustero del Oeste que robaba iluminación de los mayores filósofos entre los Diez Mil Demonios. Le expulsaron por su arrogancia y dejó a dos seguidores tras de sí, un erudito y un ladrón, para atormentar eternamente a los Vástagos allí.

Esa es la historia en cualquier caso, tal y como nos llegó de carcajeantes Ravnos y nuestro limitado contacto con los Wu Zao, los Salubri que el Progenitor dejó en oriente. El Clan sólo supo que había vuelto a la Ciudad habiendo encontrado lo que buscaba, algo hecho manifiesto por el tercer ojo en su frente. Cada Salubri que contempló su radiante serenidad sintió el mismo ojo emerger en su frente y a partir de esa noche, hemos estado así marcados. Nos hizo redoblar nuestros esfuerzos en el camino que nos habíamos marcado: mantener al ganado sano para que nuestros parientes pudieran prosperar y diezmar a los vampiros que ponían en peligro los rebaños.

Las Guerras Baali

En todos los registros históricos, la caza de demonios ha sido nuestro ámbito. Los demonios seguían el paso de Saulot, una infección que permanecía y reaparecía una y otra vez. De los Trece, sólo él reconoció la amenaza y exigió acción; su furia hacia los Condenados que apreciaban la Condenación suponía un claro contraste frente a la promesa de la Golconda encarnada por su Clan. Su furia era terrible de contemplar, al revelar un aspecto militante de nuestro progenitor que pocos habían contemplado.

Su furia fue respondida por su Chiquillo Samiel, que era un Sanador paupérrimo. Fue él quien forjó la férrea furia de Saulot y puso el acero en el corazón de nuestro plácido Clan. ¿Cómo reconciliar nuestra gentil naturaleza con tal furia? Visto de otra forma, todos tenemos el corazón del guerrero; la furia de Saulot es sólo otro aspecto de nosotros mismos. Mantenemos al ganado sano, para depredarlo mejor. Mantenemos a los Vástagos nobles, para que no lo depreden en exceso. El Infernalismo de cualquier pelaje amenaza las vidas y almas de todos a los que toca. Cuando hierbas gentiles y música placentera no contienen una infección, debes usar el fuego y el acero.

Al compartir su Sangre con diversos otros Salubri, Samiel creó a los Guerreros, que juraron llevar el juicio a los Vástagos-demonio que plagaban la Segunda Ciudad. Los Assamitas trajeron con vergüenza a sus propios jueces a la refriega, y los Baali fueron rechazados. Los Guerreros eran iguales a los Sanadores, sólo que abordaban sus deberes desde otro ángulo, y las dos Líneas de Sangre del Clan se Abrazaban entre sí como hermano y hermana.

Samiel murió en el año 636 d.C., durante el último asalto a algún polvoriento baluarte Baali de Levante. No fue el primer Chiquillo de Saulot en caer, pero su pérdida se sintió más agudamente que la de ningún otro, ya que era el único Guerrero entre ellos. Mientras extendíamos nuestro poder por Levante, los Sanadores asumieron el control del Clan. Se adhirieron fieramente a la ética del cristianismo de Constantino, ya que atender a los pobres y la salvación en nombre de Dios resonaban con fuerza con la identidad Salubri, pero eso también marginaba nuestro poder temporal en el creciente territorio musulmán. Otros en nuestras filas se extendieron por todo el mundo, encontrando desposeídos o herejes a los que atender. Así, permanecimos, guardando el umbral entre Estirpe y Grey durante la Larga Noche.

Hasta las cruzadas.

EL TERCER OJO

Debería señalar que he oído un relato distinto de Nikolai Steen. Sí, ese Nikolai, el «Malkavian danés». Según cuenta, Saulot apaciguó a la locura de Malkav más por piedad filial que por amor a todos los Chiquillos de los Chiquillos de Caín. Set y Malkav eran sus hermanos, lo que explica nuestra lealtad fraternal con los segundos y la enemistad familiar con los primeros. En el relato de Nikolai, Saulot obtuvo su ojo antes de aventurarse al Este, un don de su hermano y una forma de ver un poco del mundo desde otra perspectiva: más allá de la razón, de la vista, como un místico como Malkav haría. Fue este ojo lo que le permitió sobrevivir al Suspiro, una búsqueda de visión encerrada en nuestra Sangre que lleva a Golconda suponiendo que se sobreviva a una última prueba.

En el Suspiro, uno enfrenta Hombre y Sangre, y sólo uno sale triunfante al borde de la Golconda. Los que tienen éxito encuentran salvación, los que fallan sólo encuentran roja locura. Mi propio Sire creía que Saulot renunció a la Golconda para conducirnos a ella, como un bodhisattva; Nikolai dice, en cambio, que Saulot falló en su Suspiro, aunque la vista de su ojo trajo su alma de vuelta del Wassail. Sin duda, suena como algo que Malkav haría, y las estatuas de semidioses y bodhisattvas de tres ojos son apreciadas por los arqueólogos en todas las tierras que holló nuestro Fundador.

El amigo Steen dice que todos los Malkavian conocen este relato y jura que es cierto, pero claro, también me contó esa historia sobre un elefante.

 

Las cruzadas, las cacerías

Nuestro Clan murió el 6 de mayo de 1291, 158 años después de que lo hiciera Saulot. Mi Sire recordaba poco de esas noches tras la muerte de Saulot, sólo visiones de un gran gusano luchando contra sí mismo. Cuando la sed de sangre se apagó siete noches más tarde, saboreó la sed de su Clan en los labios y los tres ojos lloraban por el horror de lo que había hecho. El Clan nunca fue grande en número, pero cuando los Tremere consumieron a Saulot, quedamos destrozados de pesar y rabia.

Los Usurpadores que nos arrancaron el manto de Clan de nuestros hombros cubiertos de cenizas se pusieron a trabajar, menguando nuestras destrozadas filas con aterrador aplomo. Irónicamente, éste fue un tiempo con mucho potencial para nosotros. El Clan había crecido en gran medida en tándem con el cristianismo, los Sanadores trabajaban con los Caballeros Hospitalarios, los Guerreros vestían la cruz roja de los templarios.

La enemistad entre ambos contradecía la unidad de nuestro Clan, que se fortalecía con la vergüenza compartida. Conforme los cruzados se reunían en Levante y formaban nuevos reinos, nosotros nos encontrábamos en puestos de Praxis por primera y única vez. Tierra Santa se convirtió en nuestro último bastión, un baluarte contra los Usurpadores.

Sin Saulot para guiarnos, recurrimos a los demás Clanes en busca de protección, pero encontramos corazones impasibles, convertidos en piedra por años de controlar intereses Cainitas para mantener la humanidad fuerte. Acre fue nuestra última ciudad fuerte y cuando los reinos de los cruzados cayeron, también lo hicieron nuestras esperanzas. Las torres en ruinas de la ciudad eran como los repiques de una campaña tañendo por nuestra perdición.

Perderíamos Acre y poco después Chipre; Felipe el Hermoso de Francia ya estaba furioso por cuánto de su deuda poseían nuestros compatriotas mortales, y en una década los caballeros templarios fueron acusados de proteger a los Condenados y fueron quemados en la hoguera (y con justicia, ya que albergaban a la mitad de nuestro Clan). Dijimos a los Guerreros esa noche que Saulot no condonaría la venganza contra los Usurpadores; la propia Rayzeel dijo a la prole de Samiel que cesara todo intento de empujar a Tzimisce y Ventrue a la guerra. Incluso aunque los demás Chiquillos de Saulot estuvieron de acuerdo, los Guerreros partieron hacia Chipre y pasaron décadas combatiendo en las cruzadas bálticas o llevando a cabo guerras privadas. Todos perecieron (salvo uno; hablaremos de él luego).

Nos negamos a ayudarles. Los pocos Vigilantes europeos (si es que existieron siquiera) no hicieron nada por ayudarnos, y tomaron la Ruta de la Seda hacia Oriente.

El largo día

Los Tremere siguieron cazándonos, golpeando en todas partes desde los Antiguos de nuestro Clan para abajo. Si hubiéramos descendido de cualquiera que no fuera Saulot podríamos haber tratado de repoblar nuestras filas. En cambio, nos dividimos y morimos. Los demás Clanes apoyaron explícitamente a los Tremere, ya que los Usurpadores tenían más valor que nosotros. Ellos tenían magias preparadas para usar en beneficio de sus clientes, mientras que nosotros amonestábamos sus depredaciones. ¿Hay alguna duda de por qué escogieron a los magi? Si nosotros desaparecíamos, las enfermedades en los rebaños empezarían a crecer y los mortales se percatarían.

La mayoría nos escondimos. Sólo los al-Amin, Salubri que abrazaron el islam, declaraban su herencia; el pacto de la Ashirra en Levante los apreciaba como miembros de la comunidad. Otros como Mokur, Chiquillo y compañero de Saulot tras su vuelta de oriente, siguieron predicando la Golconda. A menudo, esto llevó a los Tremere directamente a nosotros. La mayoría nunca combatió salvo que implicase defender al rebaño mortal a su alrededor, e incluso así hubo una clara tendencia a rendirse a cambio de que no se hiriese a las comunidades.

La Revuelta Anarquista y los levantamientos mortales fueron un bien recibido descanso para nosotros, incluso si fueron traumáticos para el resto de la sociedad vampírica. Resulta que no tener muchos Antiguos, Abrazar rara vez mientras se mantenía una profunda tutela Sire-Chiquillo y ocultarse entre los desposeídos de las comunidades mortales tiende a aislar a un Clan contra Neonatos advenedizos y Ancillae oprimidos. ¿Quién lo habría sabido? Sobrevivimos, incluso medramos, en algunas aisladas comunidades cátaras.

La Convención de Thorns acabó con nuestras noches más o menos benditas. Apoyados por la Camarilla, los Tremere reiniciaron su cacería. En 1525, el propio Mokur cayó ante los colmillos de Etrius y cuando se extendió la noticia, los Salubri que quedaban en Europa supieron que era el momento de partir. Echamos raíces en los rincones más apartados del mundo, donde la Camarilla no pudiera alcanzarnos: cruzamos el brillante Sáhara para convertirnos en los Nkulu Zao, fuimos adoptados por nuestros lejanos parientes, los Wu Zao, o nos unimos a los Ravnos en su guerra eterna contra la amenaza Catayana. Y tomamos medidas para mantenernos por delante de la Camarilla, preparando nuestros escondrijos antes de que pudieran barrer el área. Los resultados están marcados en toda mi cara, Chiquillo.

Tres Ojos a la luz de gas

Nuestro primer flirteo con el Sabbat debería verse como nuestra Revuelta Anarquista unos cuatro siglos demasiado tarde. Envalentonados porque los Tremere se involucraron más en la Camarilla, los Ancillae Salubri Abrazaron de nuevo, aportando brillantes luces al Clan. La globalización puso al Clan en contacto de nuevo. Esas luces destellaron cuando fueron conscientes de la situación política general y exigieron que ayudásemos a los enemigos de nuestras ancestrales némesis. Desertaron en masa en favor del Sabbat y se convirtieron en los primeros Salubri Antitribu.

Su membresía fue infeliz por diversas razones. No estábamos bien equipados para el Sabbat, al menos durante el reinado de Victoria. Yo aún estaba en mi patria por aquél entonces, antes de que el Precepto de Samiel me sacase de mi inactividad, pero descubrí los resultados años más tarde: Salubri perdidos en el Wassail o hechos trizas por sus compañeros de manada, al tratar de vano de aferrarse a la Humanidad o impedir que su manada destrozarse a algún desafortunado grupo de mortales. Y los Tremere del Sabbat no sentían mucho cariño por los nuevos Salubri. Así que nuestros Neonatos volvieron a nosotros escarmentados, o no volvieron en absoluto.

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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