Relato – Sensaciones

Amelia Vogel - Brujah 12º

Amelia Vogel – Brujah 12º

Después de la ducha, me deslicé por los pasillos oscuros de mi refugio. La tenue luz en la calle parpadeaba, arrojando sombras inquietantes sobre las paredes. Mi piel pálida y mis ojos reflejaban la fatiga y el dolor que me habían consumido durante el día.

Había sido secuestrada por un Lasombra poderoso, arrastrada a un lugar desconocido y forzada a beber su sangre. El sabor metálico aún persistía en mi boca, y los lazos creados por ese acto no podían romperse fácilmente. La conexión entre nosotras era intensa, como si nuestras almas estuvieran entrelazadas en un abrazo eterno.

Llegué a mi alcoba, una habitación decorada al estilo Art Nouveau con cortinas de terciopelo que oscurecían las ventanas. me dejé caer en la cama, sintiendo el peso de los siglos sobre mis hombros. Las imágenes del secuestro y la sangre seguían atormentándome. Cerré los ojos y me concentré en mi respiración, tratando de encontrar la calma en medio del caos.

El vástago cuya sangre había bebido se llama Elisa, ella es feroz ciertamente, se que ahora estamos unidas de una manera profunda y peligrosa. Los lazos vampíricos son difíciles de romper, y la traición podría llevar a la locura o incluso a la muerte.

Me estiro en la cama. La sed de sangre aún me atormentaba, pero no podía permitirme ceder a ella. Debía mantenerme fuerte y encontrar una manera de liberarme de los lazos con Elisa. Quizás había un antiguo ritual o un hechizo que podría ayudarme, pero necesitaba tiempo para investigar.
Mientras cierro los ojos, siento la presencia de Elisa en mi mente. Ella también debe estar luchando con los lazos, sintiendo mi dolor y mi desesperación. Pero también había algo más: una chispa de curiosidad y atracción. Sé que debía ser cautelosa. No podía permitirme enamorarme de mi captor, incluso si su sangre corría por mis venas.

La noche se extiende ante mí, llena de incertidumbre y peligro, pero creo que puedo aferrarme a la esperanza de encontrar una solución y liberarme de los lazos que amenazan con consumirme.

Mientras la oscuridad me envuelve, siento como mis pensamientos se mezclaron con los de Elisa, creando una conexión que trascendía el tiempo y el espacio.

Y así, comienza mi letargo, atrapada entre mi ser y el de algo más, entre la sangre y el hambre, entre el odio y una atracción sexual que no había sentido antes.

 – Descanso nocturno –

 

Comienzo a sentir una sensación de ingravidez donde me halló atrapada en un sueño de angustia y culpa, una pesadilla que trascendía los límites de la realidad. En este plano onírico, el suelo no existía; sólo un abismo oscuro me rodeaba. Flotaba en la nada, mi cuerpo es etéreo, sin peso ni forma definida. A mi alrededor, otros vástagos también flotaban, pero sus presencias eran más como ecos distantes que como seres tangibles. Las auras se entrelazaban, visibles sólo en la percepción de emociones y energías ¿Esas de allá son Janis y Hanna?

-¡Janis! ¡Janis! ¡Hanna! ¡¿Me escuchan?! ¡Hanna!-.

La ciudad en la que nos encontramos era una construcción de la mente, una manifestación de culpas y remordimientos. Las sombras se alzaban como torres, y las calles eran corredores sin fin. No puedo acercarme a los demás vástagos; nuestros destinos estaban separados por una distancia insalvable ¿Eran ellos también juzgados? ¿O simplemente compartían mi condena?

La oscuridad profunda me envolvía, y el aire estaba cargado de electricidad estática. El juez invisible, la conciencia misma, nos observaba desde algún rincón oculto. No había escapatoria. Uno a uno, los vástagos eran evaluados. Nuestras culpas se materializaban en llamas que nos consumían lentamente. Yo veía cómo cada uno ardía, su piel desgarrándose, sus gritos silenciados por la inmensidad del vacío.
El fuego purificador no perdonaba. Era un juicio sin piedad, una sentencia que trascendía la vida y la muerte ¿Qué había hecho para merecer esto? ¿Cuál era mi pecado? Las decisiones pasadas me atormentaban y el dolor se intensificaba con cada segundo ¿Era el fuego una expiación o una condena eterna?

La ciudad de las auras se desvanecía lentamente. Las sombras se retorcían, y los vástagos se consumían. Yo también ardería. El calor abrasador se adhería a mi piel y mis pensamientos se volvían incoherentes ¿Quién era yo realmente? ¿Qué secretos ocultaba en mi alma?

El juez se acercó, su presencia era opresiva. No tenía rostro, sólo ojos inexorables que me miraban con desdén. La voz resonó en mi mente: “Tus acciones han desgarrado el tejido del mundo. Tu culpa es la destrucción misma ¡Arde, vástago maldita y que tu tormento sea eterno!”.

El fuego me envolvió por completo ¡Grité! …Pero mi voz se perdió en el abismo… Las llamas me consumieron y mi existencia se desvaneció en el vacío. Sólo quedó el eco de mi culpa, una sombra en el tejido del universo.

Y se escuchó de nuevo esa voz atronadora “Y así, en el mundo sin suelo ni redención, Amelia Vogel se convirtió en una leyenda olvidada, un nombre susurrado en las noches más oscuras. Su destino se fundió con las sombras, y su condena perduró en la eternidad…”.

Escrito por Eria Bojórquez – Personaje Amelia Vogel

Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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