Para comprender al componente ancestral del alma de una momia es necesario comprender la tierra de la que proviene. Hace ya tiempo que se ha reconocido que el Oriente Próximo de la península arábiga y el norte de África son la cuna de la Civilización. Desde luego las tres grandes religiones monoteístas se originaron todas en la región mayor de Oriente Medio, y su influencia se extiende por todo el mundo. Sin embargo, el antiguo hogar natal de la humanidad está ahora infestado de agentes del Caos y el desequilibrio. y bulle por la locura. la violencia y los derramamientos de sangre. En el Mundo de Tinieblas. quienes buscan a los adversarios invisibles de la humanidad pueden dejar de buscar cuando llegan aquí.
Superficialmente las Tierras de la Fe tienen un aspecto similar para los habitantes sobrenaturales del Mundo de Tinieblas al que tiene para los mortales entre los cuales Caminan. Los mismos antiguos edificios agolpados en las mismas calles polvorientas, que refugian a sus residentes de la severa mirada del sol. Las fronteras bullen Con tensiones eternas. Los fanáticos convierten en víctimas a turistas, paseantes e inocentes en una lucha originada en conflictos más antiguos que cualquier participante mortal. La suspicacia y el odio desgarran la estructura de los reinos divinos terrenales, y cada vez más almas caen presa de la intolerancia y el dogmatismo irreflexivo.
Al mismo tiempo el mundo exige el acceso a las ricas reservas de petróleo que hay debajo de las Tierras de la Fe. Para mantener contentos a sus ciudadanos con gasolina barata, las potencias mundiales proporcionan armas y entrenamiento a cualquier dictador o grupo militar que mantenga el suministro de petróleo.
Y mientras tanto, las fuerzas de la oscuridad observan y ríen.
Las Dos Tierras
Los habitantes del Antiguo Egipto empleaban un simbolismo que domina cada aspecto de su religión y literatura: eran conscientes de la dicotomía del mundo. El legendario faraón Menes unificó en un solo reino el Alto y el Bajo Egipto, y denominó al conjunto las Dos Tierras. El concepto de la duplicidad se reflejaba tanto en la geografía como en la política: las Tierras Negras de Khem, llamadas así por el fértil légamo oscuro del río Nilo, y las Tierras Rojas del desierto inclemente.
Sin embargo. el ejemplo más importante de esta dualidad era que reconocían que Neter-khertet, las Tierras de las Sombras, reflejaba el mundo material, y aunque esta imagen del mundo espiritual era invisible para los Ojos mortales, los hechiceros y videntes podrían atisbar el otro lado de la barrera entre mundos y hablar de lo que tenía lugar allí.
Neter-khertet es sólo la capa superior del gran reino espiritual denominado Duat, el Inframundo. Duat contiene territorios tan diversos como los Salones de Maat en el paraíso de A’aru, donde juzgan a los muertos, y los pozos de Apofis, en cuyo interior acecha el Corruptor con la esperanza de devorar al dios sol, Ra. La caída de Egipto ante los conquistadores ocultó muchas de estas áreas del Mundo Subterráneo que eran familiares para los egipcios, pero la aparición de nuevas religiones, en lugar de destruir el Inframundo, lo ha hecho más complejo.
