Orígenes de los Kuei-jin

Los Catayanos no creen descender de Caín y de hecho creen que no tienen ninguna relación con sus homólogos occidentales. Aquellos Catayanos que han escuchado las historias sobre el origen de los vástagos se han mofado de los cainitas diciendo que Caín no fue mas que un granjero y sobre todo un simple asesino, apropiado ancestro para toda una raza de seres sobrenaturales, de hecho muchos Kuei-jin creen que es precisamente por estos horribles orígenes por los que los Cainitas muestran un estilo de vida tan viciado de megalomanía, anarquía y destrucción, el legado del sire de sires.

Por el contrario, los Kuei-jin son descendientes de dioses, seres híbridos de materia y espíritu. Aunque es cierto que muchos Kuei-jin se ven como seres caídos en desgracia al haber salido del orden kármico natural (no haber seguido su destino), son conscientes de su posición y saben que existe una salida a la misma. El conocimiento sobre los orígenes de los vampiros orientales está tan fragmentado como el de los vampiros de occidente o incluso más.

Aunque los nombres varían de boca a boca, para todos los Kuei-jin existen dos seres originales que son los que dieron lugar a su raza. Estos dos seres, uno hembra y otro macho, son la encarnación del Yin y el Yang (como no…) y es la interacción entre ambos la que mantiene la balanza de la existencia. Al contrario que con Caín, la identidad de estos dos seres varía enormemente entre vampiro y vampiro aunque la mayoría los denomina como el Dragón de ébano y la Reina Escarlata. El primero personifica la fuerza del Yin, esa mitad de la existencia contemplativa, reflexiva y meditativa, la reina, representa al Yang, la fuerza creativa, iniciadora y cinética del universo.
Los Kuei-jin son los hijos del Dragón y de la Reina, por tanto son seres mitad Yin mitad Yang.

El Gran Ciclo del Ser
La idea de un gran ciclo en movimiento es predominante entre los Kuei-jin, el ciclo habría sido puesto en marcha por el Augusto Personaje de Jade y sería mantenido en rotación por el dragón y la reina. El ciclo determina el lugar de todas las cosas así como su destino. Su constante movimiento determina vidas y muertes, ascensión y caída de imperios, el destino de los hombres y de las bestias. A medida que los seres actúan en armonía con su entorno, se van reencarnando en vidas cada vez más nobles. Sin embargo, cuando los seres se oponen a la voluntad del ciclo, sus almas se vuelven corruptas hasta que al final sus almas se vuelven demonios y son sacadas del ciclo para siempre.

Metafóricamente hablando, el Gran Ciclo se representa como una gran rueda, con 12 segmentos que son las 12 eras a través de las cuales progresa el mundo. El movimiento de la rueda permite al mundo alcanzar el equilibrio al separar todos sus componentes en sus papeles predeterminados y naturalezas innatas, en Yin y Yang.

Existe una faceta oscura del ciclo: a medida que las eras pasan, el mundo continua separándose en miles de opuestos duales, haciéndose mas frágil en su naturaleza, menos unificado y, en conjunto, peor. Para los Kuei-jin, el hecho de que cada vez haya menos Chi en el Reino medio hace bastante creíble esta idea. A medida que la Rueda gira, las cosas se precipitan hacia una violenta y, posiblemente, final confrontación.

Algunos Kuei-jin tratan de ralentizar el ciclo para que les de tiempo a completar sus Dharmas, otros, observando que cada vez son más las almas que regresan como Kuei-jin, creen que su misión es asegurar el buen funcionamiento del ciclo…

La Primera Era (la era del Cielo)
Esta era es considerada como el periodo previo a la creación del mundo. Durante esta era, los mundos del Yin y el Yang no se habían separado, en esta era todas las cosas eran Una, y esa cosa era el Augusto Personaje de Jade. Esta era un periodo de absoluta armonía. Muchos Kuei-jin piensan que cuando completan su Dharma regresan a este estado, otros, consideran esta era como algo imposible y creen que la realización del Dharma simplemente implica el final de su prisión terrenal.

La Segunda Era (la era de la Belleza) Empieza con la separación de los mundos del Yin y el Yang del Reino Medio que conserva elementos de ambos. Es así mismo la era que pone en marcha el gran ciclo.

Durante esta era nacieron el Dragón de Ébano y la Reina Escarlata y gracias a su interacción el ciclo sigue en movimiento. Cuando ambos comenzaron a respirar, dieron lugar a las diez mil cosas de materia y espíritu. Donde respiraba el Dragón, aparecía todo aquello asociado al Yin, allá donde lo hacía la reina aparecía todo aquello que tiene que ver con el Yang. Algunas de las criaturas que aparecieron escaparon a la vigilancia de ambos convirtiéndose en demonios. Estas criaturas empezaron a consumir grandes cantidades de Chi dejando las tierras yermas y reclamándolas como suyas. Algunos de ellos eran lo suficientemente poderosos como para someter al resto proclamándose los reyes Yama.

Para mantener la pureza del ciclo a salvo de estos demonios, el dragón y la reina crearon a los shen (seres sobrenaturales) que tenían como misión vigilar diferentes aspectos del funcionamiento del ciclo. Durante esta época también aparecieron los humanos (como resultado del amor del dragón por la reina y viceversa). La aparición de los humanos hizo que los reyes Yama se sintieran celosos y rápidamente empezaron a esclavizar y a atormentar a los mismos.

Este hecho alarmó al Augusto personaje de Jade que decidió tomar partido. Y así, para proteger a los recién creados humanos, el Augusto Personaje cedió parte de su favor sobre los superiores de entre los mortales dando lugar a una nueva raza de seres. Los miembros de esta nueva raza fueron llamados los Wan Xian, los diez mil inmortales. Escogidos por su sabiduría, poder y templanza, los Wan Xian no eran ni del todo mortales ni del todo espíritus sino un poco de ambos. Para convertirse en Wan Xian, un mortal debía viajar a los mundos espirituales y regresar después al Reino Medio.

La Tercera Era (era de las Leyendas)
Fueron tiempos gloriosos durante los cuales los Wan Xian llevaron a cabo su mandato con honor y orgullo. Sin embargo todo lo bueno tiene un final y fue durante esta era cuando la influencia de los Reyes Yama finalmente corrompió a algunos Wan Xian. Los dioses les habían enseñado a obtener Chi del entorno que les rodeaba pero descubrieron que también los seres vivos podían proporcionar esta energía. Aunque al principio solo la tomaban de los demonios a los que mataban, las cosas pronto cambiaron.

La Cuarta Era (era de la bella tristeza)
Ésta fue una era marcada por el miedo y las llamas. Señores de la Guerra Wan Xian bañaron los suelos con sangre. Generales inmortales dirigieron hordas de esclavos en incesantes razias buscando jade y sangre. Cultos a la muerte aparecieron entre los mortales dedicados a saciar los sádicos apetitos de los Wan Xian. Éstos se dedicaron a la guerra con el resto de los shen por la supremacía sobre el Reino Medio. Incluso los reinos del espíritu, Yin y Yang, empezaron a temer a los Wan Xian y se alejaron del Reino medio haciendo que el acceso a ellos fuera mas complicado. Al final el hambre de los diez mil inmortales se convirtió en intolerable y los dragones lloraron al cielo en busca de ayuda. Y el cielo contestó.

Los Wan Xian fueron expulsados de sus tronos y desterrados en las cinco direcciones pues el Augusto Personaje de Jade les robó su conocimiento y olvidaron como respirar. Se volvieron fríos, sin vida. Sin embargo no estaban muertos. Sin aliento, los Wan Xian se vieron para siempre separados del mundo de los vivos. Puesto que habían renunciado a su misión, no tenían pasiones que les mantuvieran en el mundo de los muertos. Los Nuevos Wan Xian, siéndoles negado el auténtico renacer, eran forzados a rehabilitar sus viejos cuerpos.

Una vez echo esto, el Augusto Personaje de Jade desapareció dando la espalda al Reino Medio, espíritus y gran ciclo.
El Dragón y la Reina siguieron el mismo camino dejando antes escondido el secreto de los Dharmas en las nubes, el viento, la lluvia y la sangre de forma que algún día los Wan Xian pudieran regresar al ciclo que habían abandonado. A medida que el ciclo avanzaba, el muro entre el reino medio y los mundos del espíritu se fue haciendo mas fuerte de forma que el nacimiento de nuevos Wan Xian solo era posible con una gran cantidad de esfuerzo. Y así, los Diez Mil Inmortales pasaron a ser los Wan Kuei, los Diez Mil Demonios.

La Quinta Era
Ahora, en la Quinta Edad, los Wan Kuei, o Kuei-jin, son criaturas totalmente acabadas. Enloquecidas por el P’o, obligadas a resucitar en un cadáver y a mantenerse con fuerza vital robada, casi todos llevan existencias tan desdichadas como sus rivales Kin-jin. De hecho, para los Muertos Famélicos la no-vida es aún peor, ya que sus conflictos personales se ven empeorados por un tremendo sentimiento de culpa colectiva.

La Sexta Era (era del dolor)
El futuro no se presenta muy esperanzador para los Kuei-jin. De la sexta era, el punto mas bajo en el ciclo, se piensa que será una era de destrucción apocalíptica en la que los Reyes Yama ascenderán a dominar las naciones. Lo que ocurrirá durante la Sexta era y lo que vendrá después es un misterio, lo único que está mas o menos aceptado es que será una época muy violenta. Algunos piensan que el mas poderoso de los Reyes Yama ocupará el trono del Augusto personaje de Jade proclamándose emperador de los demonios y que los Kuei-jin serán definitivamente expulsados al Olvido. Otros piensan que la sexta era no será mas que la antesala de una reunificación del Yin y el Yang de forma que todo volverá al estado de la Primera Era. En cualquier caso, los signos que anuncian la Sexta era están ya presentes y son pocos los Kuei-jin que dudan que la era del dolor, la Gehenna de los cainitas, esté apunto de llegar.

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Tiburk

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