Ankla Hotep

Ankla Hotep era un Matusalén de Ravnos (posiblemente de origen alejandrita) que fue utilizado por los setitas como un falso Caín durante una campaña en Berlín. Biografía Ankla lleva mucho tiempo encerrada en un letargo. Originalmente, formaba parte de una compañía de Ravnos que viajaba por Europa y era amante y amiga de los Ravnos Natalia, quien también formaba parte de su kumpania. Pero incluso con sus asombrosos poderes, no pudo evitar la explosión a bordo del RMS Lusitania que hirió su cuerpo y lo arrojó al letargo. Los nazis lograron obtener el cuerpo de Ankla y lo llevaron a Berlín para utilizarlo en experimentos médicos. El setita Nefertiti descubrió Ankla en Berlín. En su adolescencia mortal, Nefertiti y Ankla eran amantes, hasta entonces ella descubrió la verdad: Ankla era en realidad un vampiro y había estado usando a Nefertiti por su cuerpo y su riqueza. Nefertiti se sintió increíblemente…

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El Clan Seguidores de Set – 20 Aniversario

Nos llamáis paganos, ladrones y serpientes. Sois incapaces de comprender que vuestro odio dice más de vosotros mismos que de nosotros.   Los Seguidores de Set son corruptos, hedonistas y venales. Son el mal encarnado y difunden las enfermedades, las he­rejías y el libertinaje. Se consagran a su dios y a sus pecaminosos placeres y deben ser extirpados en cuanto se les descubre. O al menos esto es lo que la mayoría de Clanes quieren que creamos. Como siempre, su interpretación de la verdad es como poco sesgada. Set era uno de los principales dioses del panteón egipcio. Sien­do el dios del desierto y de las tormentas, era una divinidad severa para una tierra severa. Entonces llegaron los Ptolomeos y después los romanos, y modificaron los mitos en su beneficio. La influencia ptolemaica convirtió a Set en un dios de violencia y caos cuyo culto se fue olvidando progresivamente en…

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Relató – Las Serpientes

Hubo un débil movimiento a espaldas de Ankhesenaten, en la cámara principal de la tienda. Este reconoció las pisadas sigilosas de Goreb, su guardaespaldas en jefe. Con otra genuflexión, Ankhesenaten retrocedió atravesando la estrecha entrada de la cámara y se volvió hacia sus siervos reunidos allí. La cámara principal de la tienda se dedicaba a los asuntos mundanos del día, dispuesta como cualquier otra en un mercado en Francia: presidida por un brasero inclinado rodeado por sillas bajas de madera y taburetes alrededor. En una esquina trasera se encontraban una mesa pequeña y una silla de respaldo alto, para anotar en los libros y hacer cuentas. A lo largo de las paredes se amontonaban cofres de cedro y hierro. En la parte de atrás de la tienda, tras pesados cortinajes, se encontraba también una cama plegable cubierta de mantas y pieles. Cuando el mundo creía que Ankhesenaten dormía, un guardaespaldas…

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