Casas – Corruptor

“Puedo enseñarte cosas que te maravillarán. Sólo tienes que darme la mano y cambiaré tu vida para siempre”. Antes de que hubiera tierra siquiera, los grandes océanos llenaban el mundo. Los ángeles que dominaban este reino vasto y poderoso eran llamados Nereidas, y se contaban entre las creaciones más hermosas de Dios. Ellos eran los númenes y las musas, y sus poderes resonaban con las pasiones que conducían al arte y las búsquedas del conocimiento y la verdad. Las Nereidas debían inspirar a la humanidad, seducirla con misterios y espolearla para que se atreviera a explorar el mundo y descubrir sus numerosos prodigios ocultos. Eran el espíritu del anhelo personificado, siempre incitante, pero siempre fuera del alcance. Su poder les proporcionaba la mejor comprensión de los deseos humanos, pero el designio de Dios aseguraba que las vastas extensiones marinas se interpusieran siempre entre ellos. No hubo de pasar mucho tiempo…

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Casas – Azote

“Nada podrá protegerte eternamente, así que no te preocupes por la eternidad. Preocúpate por el aquí y el ahora”. Antes de la Edad de la Furia, los Guardianes desempeñaban un papel envidiable en el Paraíso. Se les había confiado la trasmisión del sagrado Aliento de Vida, y su deber los mantenía muy cerca de su adorada humanidad. Mejor aún, era su deber proteger a todos los seres que animaban. Donde otro ángel podría haberse sentido culpable por rozar la frontera del incumplimiento de sus órdenes de no interferir, los Ángeles del Viento cumplían estrictamente con su deber cuando observaban ensimismados a los humanos a los que consideraban en secreto hijos suyos, así como de Dios. Pero aun cuando sentían el placer de la presencia de la humanidad, sentían aún más el dolor de la frustración de los mortales. Su proximidad era tormento y júbilo a un tiempo, y la tensión…

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