Tara, Príncipe de San Diego

Siendo al mismo tiempo aristócratas corruptos y justos pastores de los depredadores, los miembros de esta secta se acercan más y más al borde del abismo cada noche. Aunque aprieta los puños cada vez con más fuerza, los vampiros se escapan de ella como granos de arena.

Trasfondo: Las caravanas de la frontera del oeste viajaron en grupos y murieron en rebaños; a pesar de su coraje y tenacidad, la pobre y casi inculta familia de Tara se unieron a los otros desafortunados, uno por uno, en los fondos de las tumbas vacías de Tejas. Sin poder combatir el cólera, el hambre, la inestabilidad política y los asaltos fuera de la ley, tuvo que enterrar a sus hijos, su marido y sus esperanzas en las arenas del desierto.

Quizá fue la pena lo que impulsó a su Sire, quizá fue la pasión con la que resistía una existencia desagradecida. Cualquiera que fuese la causa, fue Abrazada por un revolucionario Brujah en la frontera de Tejas y se la entrenó para luchar contra la “injusticia”. Las escaramuzas fronterizas no le interesaban, a pesar de todo; separándose de su Sire intentó formar una nueva familia propia, una que no cayese presa de las depredaciones en la frontera.

Rodeándose de una pequeña cofradía de sus cachorros estableció un pequeño dominio en Tejas, cerca de los que hoy en día se llama El Paso, y luchó para darle a su hogar la seguridad que nunca había tenido en vida. Cuando llegó la época de la Guerra Civil ella y su estirpe defendieron el territorio fieramente, pero muchos de sus hijos la abandonaron: Tara no tenía interés en decantarse por un bando, pero muchos de los Brujah jóvenes sentían la necesidad de involucrarse en la contienda para ver que su bando de la familia salía victorioso. Incapaz de convencerles de que se quedaran, tuvo que observar de nuevo como su familia tocaba de nuevo fondo.

Sin esa estabilidad que deseaba tuvo que centrar sus metas en expandir el control sobre sus posesiones. El final de la contienda, a pesar de todo, pavimentó el camino que conducía a una economía más lenta. A pesar de haber aprendido a ejercer su carisma y personalidad, falló en la adaptación de respecto al cambio de la suerte y sus refugios y ciudades se secaron como tierra del desierto. En sólo una década después del fin de la guerra ya había perdido la mayoría de su dinero y propiedades y tuvo que moverse a Dallas en busca de fortuna.

La ciudad no era adecuada para ella: la Primogenitura la consideraba joven y poco merecedora de una posición, pero (debido a su potente sangre) potencialmente peligrosa para evitar vigilarla. Bajo ese escrutinio se vio obligada a mejorar sus capacidades financieras, administrando sus propias operaciones encubiertamente para conseguir subsistir. Ya apuntando a su creciente capacidad de liderazgo, consiguió mejorar su fortuna a pesar de la poca influencia que tenía en la política de la urbe.

La Revolución Anarquista Americana resultó ser la ruptura que Tara venía necesitando. Reunió a su estirpe revolucionaria de los tiempos de la Guerra y se marchó a San Diego. Una vez que estuvo en el centro de la revuelta, tanto ella como sus chiquillos proporcionaron apoyo necesario y experiencia en combate a los anarquistas. El antiguo Don de San Diego ya había sido asesinado en el momento de su llegada por lo que, debido a la poca oposición y a su grupo de luchadores leales y experimentados, reclamó la urbe como su dominio fácilmente. El concilio provisional de los anarquistas no tenía el tiempo ni los recursos suficientes para oponerse a su poder sobre la zona y, además, necesitaban la ayuda de su banda de guerra, por lo que la ciudad de San Diego se convirtió en la baronía de Tara.

Durante varias décadas rigió el lugar de forma distante. Su educación en política, economía y cierre de tratos se habían afilado y su capacidad de combate rivalizaba con la de veteranos de guerra. Imponiendo agentes leales en la política de la urbe y financiando proyectos domésticos en el municipio le permitieron dirigir la ciudad en la dirección que deseaba. En su mayor parte, los anarquistas de la urbe aceptaban de mala gana su mandato debido a que se mostraba poco exigente. Mientras nadie amenazase el crecimiento de San Diego y el control de Tara sobre él, ella permitía a la ciudad y sus Vástagos hacer lo que quisieran.

Para el ecuador de la década de los noventa, la urbe había pasado de ser un aislada ciudad dormitorio a un centro importante y próspero de la Costa Este, con presencia militar, un zoo y parques famosos, comercio fronterizo y fiestas internacionales. Vista como la joya de la orilla de los EE.UU. se convirtió en un lugar lucrativo de oportunidad para muchos Vástagos que pretendían expandir su prestigio e influencia. Un golpe cuidadoso de anarquistas rivales diezmaron algunos de los seguidores y recursos de Tara en la zona, forzándola a retirarse a Oceanside, a unos pocos kilómetros al norte, desde donde vigiló como los rebeldes instauraban nuevas “baronías” en un intento de hacer que su posición se elevase.

Habiendo aprendido que se debe dejar que los enemigos queden exhaustos ellos mismos combatiendo con otros, Tara espero los inevitables enfrentamientos de poder que se darían. Estaba segura que nadie podría equiparársele en la tarea de mantener la urbe y se sucedieron una caravana de penosos regentes, cada uno respaldado por anarquistas o futuros herederos del puesto. Una vez que los Vástagos más peligrosos y poderosos hubieron malgastado sus esfuerzos, Tara barrió la ciudad con sus ghouls y su experiencia para reclamar los restos de una urbe cansada. Muchos de los Cainitas locales estaban empezando a aburrirse del constante estado de luchas y refriegas y el sentimiento general se inclinó hacia la pacífica organización de la Camarilla, siendo Tara declarada príncipe de pleno derecho. Con la aprobación táctica de la Camarilla (y tras una visita de Federico diPaddua) se preparó para acabar con la oposición restante y nombrar a los oficiales de su reino.

La rapidez de la mano dura de la Brujah en reclamar San Diego como reino Camarilla sobresaltó a muchos anarquistas y encolerizó a muchos; a pesar de todo, cimentó su poder rápidamente. Sin embargo, la arena se filtra aún en la más cerrada de las palmas y, poco después de su ascensión, encontró comprometidos a muchos de sus contactos en los barrios bajos y el control de las fronteras débil. Mortales que resultaban clave empezaron a darse cuenta súbitamente de la existencia de sus patrones vampíricos y la policía y las bandas comenzó a oponerse a la influencia no-muerta provocando una serie de asesinatos encubiertos.

Culpando en un principio a los anarquistas, la príncipe se dio cuenta rápidamente que esos neonatos desorganizados no podían orquestar tal hazaña. De los rumores y fragmentos de información que revelaron algunos asustados Nosferatu y Caitiff descubrió que su ciudad estaba siendo amenazada por las sombras de los asiáticos Catayanos. Tara con toda su habilidad para poner a la gente de su lado mediante su poderoso liderazgo, competencia en batalla y habilidad en intriga y política, aún no ha llegado a entender la importancia total de una contienda basada en el espionaje y la subversión y, de nuevo, su dominio se derrumba lentamente con la erosión de los cimientos.

Imagen: es una mujer normal de altura modesta (metro sesenta), una pequeña criatura en el lado duro de la existencia. Tiene el pelo rubio, rizado y relativamente corto conjugado con expresivos ojos azules. Su mirada es impactante, y aunque no es alguien que pueda considerarse atractivo, la fuerza de su personalidad es impositiva.

Sugerencias de Interpretación: sabes cómo trabaja la gente y has utilizado esa información para, cuidadosamente, orquestar tu posición de príncipe de San Diego. Aquellos que trabajan contigo te encuentra cuidadosa, pensativa y chispeante; tus oponentes descubren rápidamente cuanta gente hace trabajos contigo. Te has alzado a la prominencia, finalmente, por tus propios medios y tu ciudad es tu bebé. Mediante tu cuidado e influencia haces prosperar la urbe. Rehúsas permitir que otro desastre haga caer a tu amada familia: intentas controlar todas las variables y asegurarte de que San Diego crece y prospera a pesar de la interferencia de los anarquistas, el Sabbat y los Catayanos.

Clan: Brujah
Sire: Justin Davies
Naturaleza: directora
Conducta: protectora
Generación: 9ª
Abrazo: 1822
Edad Aparente: finales de la veintena
Físicos: Fuerza 3, Destreza 4, Resistencia 3
Sociales: Carisma 5, Manipulación 3, Apariencia 3
Mentales: Percepción 2, Inteligencia 3, Astucia 4
Talentos: Callejeo 3, Esquivar 3, Intimidación 3, Liderazgo 4, Pelea 4, Subterfugio 3
Técnicas: Armas C.C. 3, Armas de Fuego 3, Conducir 3, Sigilo 3, Trato con Animales 3
Conocimientos: Academicismo 1, Finanzas 2, Leyes 2, Lingüística (Español) 1, Política 3
Disciplinas: Auspex 3, Celeridad 2, Dominación 4, Ofuscación 2, Potencia 3, Presencia 4, Taumaturgia 1
Sendas de Taumaturgia: Senda de la Sangre 1
Trasfondos: Aliados 3, Contactos 4, Criados 4, Influencia 3, Posición 4, Rebaño 3, Recursos 3
Moralidad: Humanidad, 4
Fuerza de Voluntad: 4

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Tiburk

Un amante de los juegos de rol...

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