Linaje Feérico: Clurichaun

«Y ahí estábamos. Yo con un filete en el ojo y Lady Marisol con una bolsa de hielo en el labio, y la panda de Redcaps en el fondo de la habitación iban… ¿O ya has oído ésta antes? Bueno, la contaré de nuevo para la gente del fondo, ya que hay una lección que aprender de ésta.» La historia de los leprechauns (pequeña gente feérica vestida de verde que amontonaba oro al final del arcoíris) proviene de los distorsionados cuentos de los mortales sobre los Clurichaun. Algunos Linajes los compadecen, ya que los ven como víctimas de cientos de años de malas relaciones públicas, pero otros sospechan que es exactamente lo que ellos quieren y lo ven como una tremenda broma que están gastando. Los Clurichaun viven principalmente en Irlanda, aunque también viajaron a Estados Unidos junto con los inmigrantes irlandeses, donde crearon nuevos hogares en ciudades como Boston…

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Bram Stoker

Vida y obra del autor de la genial obra DRACULA, basada en el personaje real de Vlad Tepes. Nació en Dublín en 1847 y gozó de una salud precaria desde muy joven, lo que no le impidió que cursara estudios en el Trinity College de su ciudad natal. Más tarde ejercerá como crítico y director teatral, escribiendo varias obras de tipo fantástico, hasta que concibió su novela Drácula, que fue editada por Constable Pres de Londres en mayo de 1897.

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Ciudades y asentamientos del Este V

Transilvania Nocturno: Ciudades y asentamientos del Este V (HUNGRÍA I) Otro trueno estremeció la tierra, y un tercero. Después llegó el silencio, tan súbito y profundo que era más aterrador que la tormenta. El viento cesó tan bruscamente como había llegado, y el humo volvió a elevarse en el aire. Sólo el camino del fuego crepitó poco a poco hacia el oeste, ardiendo de forma llamativa. – Kate Seredy, «El ciervo blanco» (cuentos del pueblo magiar y los viejos dioses)

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Ciudades y asentamientos del Este VII

Transilvania Nocturno: Ciudades y asentamientos del Este VII (HUNGRÍA III) Otro trueno estremeció la tierra, y un tercero. Después llegó el silencio, tan súbito y profundo que era más aterrador que la tormenta. El viento cesó tan bruscamente como había llegado, y el humo volvió a elevarse en el aire. Sólo el camino del fuego crepitó poco a poco hacia el oeste, ardiendo de forma llamativa. – Kate Seredy, «El ciervo blanco» (cuentos del pueblo magiar y los viejos dioses)

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